En los pesos chicos, donde escasean las rivales y sobrevuelan las oportunidades; la historia de Brenda “La Chiquita González busca trascender su ciudad natal. Ahí entre las bellezas naturales de El Bolsón en Río Negro asoma el 1,48 de una verdadera campeona de la vida. “Hice 28 combates de amateur y salí dos veces campeona provincial en la categoría hasta 48 kilos. Hoy ya con 25 soy boxeadora profesional, la única de mi ciudad y representante de la Comarca Andina”.
Nació el 07/09/1995; empleada municipal y surgida del barrio Yrigoyen reside hoy en las 40 Viviendas. “Elegí el boxeo porque quería experimentarlo y saber qué era. Por supuesto, me terminé enamorando de éste deporte. Me atrapó la gimnasia física” dijo al recordar sus primeros entrenamientos a las órdenes del recordado Oscar Alberto Disnardo, maestro cordillerano recientemente desaparecido. “Él fue mi primer técnico. Con él hice mis 28 combates amateur. Cuando falleció sentí un dolor profundo porque lo consideré un segundo padre. Gracias al deporte él me formó apenas con 12 años cuando llegue al gimnasio por primera vez”. Y destaca los consejos sabios, cargados de sabiduría callejera del “Viejo” Disnardo; los que cualquier boxeador considera como “abecé” y perduran de por vida.
Tiene pendiente una cita con el triunfo. Empató en su estreno con Daniela Molina en El Hoyo y ante la misma rival perdió por puntos en la revancha celebrada en El Bolsón. La tercera, asumida como un error debido a la inexperiencia, le significó una derrota antes del límite ante la pampeana Aixa Adema en un peso poco aconsejable; regalando kilos innecesarios. “Esa pelea fue en Comallo (Río Negro) y no se iba a hacer pero realmente no me gusta decir no cuando hay pelea. Fue un error mío y de mi técnico pasar a súper mosca y ceder casi cuatro kilos. Nos quedó la enseñanza y no lo volveremos a repetir. Saltar de categoría es un error porque cambia la talla del rival; la potencia y las manos son más duras”, reconoce.
“Los planes para mi carrera son seguir creciendo como deportista. Y tengo un objetivo que es poder consagrarme campeona en la división paja (47 kgs.) y poder enfrentarme a la campeona”. Hoy el título está vacante y el panorama respecto a las mujeres de “peso chico” es ciertamente, despoblado.
“Yo tengo el metabolismo muy regular. Bajo muy rápido doy 47 y 48,100 fácil. No tengo problemas con mi peso. Mi altura es como la de Yesica Bopp. No llego al metro 50”, describe Brenda haciendo honor a su apelativo de combate. Obvio, el nombre de la “Tuti” surge automáticamente en cualquier referencia boxística. “Es muy buena atleta; disciplinada y trabajadora del gimnasio. La sigo desde que tenía 13 años. El boxeo da sorpresas pero por ahora no sueño con quererla desafiar”, dice con prudencia.
“Me considero una boxeadora más peleadora, no tanto noqueadora. Ese es mi estilo aunque siento que estoy en un proceso de aprendizaje” cuenta “La Chiquita” quien reconoce el soporte emocional de su fé en Cristo; la familia (“Papá y mamá Hugo y Gladys y hermanos…”) y de su técnico actual, Claudio “Pocho” Mariluán. “Ganar?. Queda pendiente ese trámite. Trabajando día a día se puede porque el hambre y la ambición deportiva jamás se pierde”.
IT/Piñas del Sur.