Fredy Darío Solís es “El Niño de Oro” y desde Río Pico, un paraíso de pescadores y entre lagos de increíble belleza natural empieza a sonar en los rings de la región. Es que en busca de su despegue deportivo, éste peso chico quiere pelear a lo grande entendiendo que las oportunidades están para ser aprovechadas.
“Siempre me gustaron las piñas de chico. Igual arranqué un poco tarde; un día llegó el boxeo al pueblo; me gustó, entrené firme dos meses y ahí nomás debuté”, cuenta Fredy quien orilla las 20 peleas (5 derrotas) y nació el 9 de enero de 1.997 en ésta localidad cercana a Gobernador Costa.
No lo frena la lejanía, ni el rigor del clima. “A la mañana salgo a correr y entreno todos los días de 8 a 9 y media; los jueves tengo spárring y el sábado también salgo a correr acompañado por algún amigo. Es muy sacrificado pero hay que cuidarse y dejar muchas cosas de lado para poder competir”, cuenta el juvenil admirador de Manny Pacquiao y Gervonta Davis y en el país, del “Avión», Agustín Gauto.
“Hasta el año pasado tenía una beca deportiva que me ayudaba bastante pero ya no la tengo. Por suerte la Municipalidad me ayuda y trabajo cuatro horas”. Diestro y con una experiencia respetable, Solís agradece el acompañamiento del pueblo y asume con orgullo, llevar esos colores en sus guantes y su corazón. “Estoy muy agradecido con Río Pico y feliz de representarlo donde pelee”.
Pupilo del ex profesional Juan Carlos Acuña, entrenador afincado en la zona, Fredy expresa con cierto respeto que pretende medirse con los mejores en su peso. “Estamos pensando en hacer todas las peleas que podamos y cruzarnos con los más destacados de la zona para después ver qué pasa”. No descarta hacerse profesional pero lo observa como un “anhelo a futuro” entendiendo que queda mucho por aprender y toda una carrera por transitar desde una localidad en la que no abundan los festivales. Es por eso que viajar es una constante a lo igual que pelear de visitante y adaptarse a distintas circunstancias. “No me considero una figura pero creo que soy aguerrido; me gusta ir al frente siempre aunque sé que a veces hay que boxear”.
Solís terminó el secundario y tenía expectativas de “hacer” en un 2.020 trastocado por el COVID-19 con un freno obligado para casi todo. “Doy 54 y 55 kilos y entreno en el gimnasio Municipal. Fui campeón provincial en los 56 en el 2.019; pelee en Buenos Aires y perdí pero salí campeón AMBAPA”.
“Mi mejor pelea ¿. Una que hice en Costa con un rival que era de Gualjaina del que no me acuerdo su nombre”, dice Fredy quien tiene siete hermanos y reside en el barrio 38 Viviendas.
En pocas líneas Acuña, su entrenador, lo definió como “un guapo que boxea bien” y hasta explicó el apodo que empieza a lucir con orgullo. “Cuando arrancó era algo especial dentro del gimnasio; todos querían hacer guantes con él; no “tiraba” nada. Hoy es el mejorcito y el que más pelea tiene”. De Río Pico, una figura para anotar…