Boxeadora y mamá. Daiana Marisa Molina tiene en claro que no le quedarán deudas pendientes y que cada vez que se trepe a un ring, después de su saludo ya característico, dejará todo en procura del objetivo. “Me imagino volviendo a pelear, no sé si será éste año o cuando sea. Quizás el año que viene”, cuenta la peleadora comodorense que marcha sin derrotas en su primer tramo de carrera
“La cuarentena la llevo bien, siempre cuidándome y haciendo lo correcto por mis hijos ya que ellos son muy vulnerables. Tengo que cuidarlos, tomando los recaudos y practicando todas las medidas de precaución que haga falta. Entrenar ?. Con lo que se tiene y en casa”.
Siente que dejó atrás las últimas secuelas del amateurismo y que pisa más firme en el terreno profesional. “Ya llevo 4 peleas y siento que no soy tan nueva. Creo que empiezo a transitar la parte más importante porque proyecto peleas grandes”.
Daiana comenzó a los 16 años, proveniente del taewkondo pero desde los 12 recrea imágenes televisadas de las pioneras del boxeo femenino. “Era lo que quería y lo que me gustaba. Ver a una mujer en el ring fue lo más emocionante que había visto en mi vida. Al ser nueva y muy chica, no me prestaban mucha atención. Fui demostrando que quería y que podía”.
El aprendizaje incluyó un año en la desaparecida escuela de las 1008 Viviendas junto a René Mardones aunque recién debutó con Jorge Soto y José Calbuyahue en el Velódromo. También entrenó a las órdenes de Enrique Zenni en el Municipal 2 y de Alejandro Rodríguez en el ex gimnasio de Camioneros. “Como profesional cambié muchas cosas. Pienso más todo, sé que cada vez tengo que entrenarme más como lo hice en mi última pelea porque las peleas serán cada vez más difíciles. Soy mucho más capaz de lo que yo pensaba. Diría que me sorprendí a mí misma”.
Para Daiana Molina, Ricardo –su padre- marca una influencia valiosa en sus decisiones casi tanto como Alfredo “Pantera” Carrizo, su tío y entrenador. “Siempre me iba a ver, me acompañó y me dio consejos que yo siempre escuché. Igual me gusta escucharme yo para conocer cuáles son mis límites”. Con espíritu de barrio y una fé ciega en sus capacidades, dice no tener rivales apuntadas. “Siento que la que se pone enfrente quiere robarme mis sueños. Y por eso voy a pelear conquien me pongan enfrente”, afirma.
En su debut empardó con la pampeana Aixa Adema y después superó consecutivamente a Makarena Gallastegui; la caletense Alejandra Aparicio en San Julián y a Elizabeth Brito en su única pelea del 2019.
“No tuve peleas fuertes hasta ahora. Me falta poner todo sobre la mesa, eso vendrá seguramente pero aún no ocurrió. De amateur destaco una pelea con Haydeé Rodríguez de Puerto Madryn y peleé tres veces con Romina Guichapani. No me molestaría enfrentarla ahora”. En lo personal, Daiana está cumpliendo el anhelo de estudiar el profesorado de matemáticas y además trabaja como ayudante en servicios de catering junto a su madre. “Trabajé de muchas cosas y además cuido a mis hijos, que es todo un trabajo”, bromea.
“Siento que soy una chica con muchos ovarios. Que la pelea porque pasó por muchas cosas en su vida pero nunca deja de ser quién es. Soy Daiana acá, allá o dónde sea. Siempre dispuesta a hacer lo mejor para su vida y su carrera. Inteligente, luchadora y además mamá, que es algo muy importante para mí ya que me da la valentía y la fuerza que a veces necesito”.
IT/Piñas del Sur.