La cuarentena no es el mejor momento para nadie y menos para los deportistas que buscaban ganarle la batalla a la discontinuidad. Leonardo Báez viajó desde Chubut hasta Buenos Aires en marzo, para instalarse; sumar peleas y tener un mayor campo de acción pero como la mayoría, debe adaptarse a las restricciones que impone el aislamiento. “Soy consciente que no tengo la actividad que tendría que tener. Eso es en parte porque no tengo un promotor que me consiga peleas. Por eso tomé la decisión de venirme a Capital”, cuenta quien arrancara su carrera profesional en San Julián pero se identifica con la Escuela “Montesino” en Trelew.
“Aprendí que tengo que respetar la categoría y no pelear en cualquier peso como hacía en amateur. Me quiero rankear en el peso gallo donde me siento mejor. Mi plan es sumar la mayor cantidad de peleas en ésta categoría y poder pelear por un título argentino o sudamericano para seguir subiendo de clasificación”.
Como profesional se anota 4 triunfos y 2 derrotas. Es vencedor de Rolando Peña; el chileno Juan Oyarzún; Angel Capdevila y en la última, del bonaerense Brian Cwalina. En la lista negativa aparecen Mauro Barrios, el hijo de “La Hiena” y el rionegrino Walter Cerdá. “Rival nunca elegí pero me gustaría medirme con los mejores”, cuenta “Leíto” quien agradece las enseñanzas de los maestros sureños.
“Todas las personas que pasaron por mi carrera, me enseñaron mucho. Desde los comienzos en el Municipal con “Pelado” y Chiquichano, a quienes aprecio mucho. Soy un agradecido de haber entrenado con ellos, viajar por todos lados y tener muy lindos recuerdos de aquellas peleas”.
Sobre su paso por Santa Cruz; Báez destaca el sacrificio y haber despertado su pasión boxística. “La etapa de San Julián también me hizo muy fuerte mentalmente; aprendí lo sacrificado que es éste oficio y también lo lindo que es hacer lo que te gusta. Ahí fue donde debuté profesionalmente con “Jano” Tenorio que me dio una mano muy grande. Después mi estadía en Junín me enseñó mucho también; conocí a Rafael que me ayudó muchísimo en el proceso de ser más profesional”. Y suma con elogios a su reciente etapa en el gimnasio Dream Box dónde fue entrenado por el cubano Franquis Aldama y el PF, Ruperto Ruíz.
Se hacen largos los días sin boxeo y con entrenamiento en casa, en una espera sanitaria que se extiende más de la cuenta. “Ahora no estoy trabajando, porque me vine hace muy poco a Capital donde por suerte cuento con la ayuda de mi hermano Agustín. Con la cuarentena se me cambiaron los planes pero mi idea es trabajar, entrenar y seguir buscando peleas. Quiero meterle al boxeo que es lo mío”.
«Soy un chico que “cuando no se puede poner en la piel del león, se pone en la piel del zorro”. Báez vivió en Trelew, San Julián y Junín. Ahora se mudó a Capital.
Los tiempos económicos no son los mejores pero la convivencia es más llevadera cuando de familia se trata. “Me arreglo con mi hermano que se encarga del alquiler y yo con algunos ahorros que tengo lo ayudo. Lo vamos llevando hasta que pueda pelear y trabajar”.
“Trato –agregó Báez- de ser inteligente arriba del ring y abajo porque soy consciente de que la carrera de un boxeador es corta y el tiempo pasa rápido. No quiero que al final del camino lo único que me haya dejado el boxeo sean solo golpes. Trato también de tener los pies sobre la tierra, demostrarme a mí mismo que puedo y que estoy para pelearla hasta el final”.
Finalmente el oriundo de González Catán dice responder la pregunta más difícil. “Leonardo Báez es un luchador que trata de seguir su corazón como me dijo mi madre que hiciera. Un soñador pero que se cree lo que sueña. Trato de ser una mejor persona cada día; que se equivoca quizás pero que aprende de cada error. Soy un chico que “cuando no se puede poner en la piel del león, se pone en la piel del zorro”. Ésta frase la escuché y me quedó grabada”.
IT/Piñas del Sur.