Lo que en éstos tiempos puede resultar sencillo, en otros, todo parecía ser cuesta arriba. La historia boxística de Carlos Antonio Velázquez, el “Tano”, uno de los máximos ídolos de Caleta Olivia, tiene de todo menos un cinturón. Nació el 31-10-61, un año y un día después que un tal Maradona, en Famaillá, provincia de Tucumán pero aún hoy sigue viviendo en la ciudad del Gorosito.
Aunque mantiene viva su pasión por los puños, no siempre sostuvo el entusiasmo por el deporte que practicó. Es que los altibajos, las ingratitudes; la falta de valores y la desmotivación que por momentos rodea a la actividad, casi le apagaron la llama. El “Tano” igual resiste siendo técnico en la Escuela Municipal. Al fin y al cabo, el tema obligado siempre termina siendo el boxeo.
A los 58 años vive en el barrio Los Pinos y como siempre, disfruta de afectos cercanos: sus hijos Ana Laura y Marco Antonio; yerno Matías y nieta Candela y los hermanos que siempre están Pedro René y Ulises –ex boxeador amateur-, los que heredaron la profesión paterna de peluqueros y Cristian, el menor de la dinastía que comparten con él, algo más que el apellido.
Propenso a los cortes, dice que estuvo “ahí” del título del mundo. Es que además de un boxeo exquisito apto para paladares exigentes era hábil, inteligente y tenía mano de nocaut. Chocó contra figuras de enorme cartel; peleó en el Luna Park; entrenó con Brusa, conoció a Monzón y hasta compartía vivienda con César “La Bestia” Romero al momento de ser éste abatido por la Policía. Cuenta con cierta nostalgia que el inolvidable maestro “Perico” Duarte lo puso en el ring cuando solamente tenía 13 años. “Era minimosca y con el “Viejo” hice casi toda mi carrera amateur. Anduve por las 102 peleas en total entre aficionado y profesional”. Y evoca por igual las figuras de Pascualito Fuentes y de José Cifuentes, un promotor adelantado para la época.
“El destino –reflexiona- lo forja Dios y él me puso en éste camino. No pude lamentablemente pelear por el título pero afortunadamente la vida me compensó con dos hijos hermosos. Por suerte me siento sano, bien y fuerte. Tengo muchas ganas de seguir viviendo”, remarca Velázquez quien fue tres veces campeón nacional amateur y llegó a mantenerse invicto durante 22 combates.
“El boxeo tiene sus vueltas. He visto que gente que no podía ser nunca figura pero terminó llegando muy lejos. El de Miguel Francia es uno de esos casos ya que llegó a ser campeón argentino y sudamericano”. Y cuenta su duelo particular con éste rival al que no pudo tumbar. “En la primera me ganó por puntos en Comodoro; después empatamos en Caleta y en la tercera, cuando me estaba entrenando para pegarle más que antes, me terminé fracturando la mandíbula en un guanteo”.
Debutó como profesional el 5 de diciembre de 1980 ganándole por nocaut en el cuarto round a Urbano Villalba y fue pupilo de Héctor Rodríguez, quien lo guió a lo largo de toda su carrera. “Me sentí parte de su familia. El entrenaba a Víctor Galíndez; José Uziga que llegó a pelear por el título del mundo y a la “Bestia” Romero que vivía conmigo cuando lo mataron. Entrenábamos en el Club Flecha de Oro en Villa Insuperable”. Recuerda además un periplo en Santa Fé donde se movió en el gimnasio de Amílcar Brusa y en donde llegó a entablar una amistad con Carlos Monzón.
Fernando Sosa lo derrotó en Mar del Plata (“Lamenté mucho lo de su lesión en los ojos cuando iba a pelear por el título del mundo. Era un crack…”) y el mendocino José Mario López lo venció por nocaut técnico en el Luna Park. “Lo tiré tres veces pero me corté en la ceja y pararon la pelea en el octavo. Nunca más me dieron la revancha”, lamenta el “Tano”.
Enfrentó dos veces a César Villarroel –empate y triunfo- y en su larga nómina de vencidos incluye a Hugo Emer; Raúl “Chipaca” Gómez, Hipólito Caucota, el desaparecido Ramón Crespín, Benjamín Sendín; Walter Correa; Héctor Argañaraz; Benito López y el catamarqueño Fidel Avila. Y en un punto alto destaca su triunfo por abandono en el Complejo Municipal frente al chaqueño Ramón “Moncho” Domínguez. Tras su retiro en 1988 (GP10 Armando Romero en Caleta Olivia) sus números cerraron en 58 peleas con 38 por la vía rápida.
El “Tano” Velázquez reconoce que el único camino para llegar es “el entrenamiento” y que no hay otra base lógica para cualquiera que se anime a subir a un ring. “Hay que cuidarse y llegar bien. Yo no digo que fui un ejemplo porque tuve mis falencias como a cualquiera que le gusta tomarse una cerveza. Siempre me dí mis gustos aunque trataba de cuidarme. Si no alcancé la meta fue por una cuestión del destino”.
Midiendo las épocas, defiende el talento del pasado que le tocó. “Hoy sinceramente no veo mucho pero el que es bueno, se destaca y puede vivir de esto. Los demás, acompañan. Antes peleábamos por la camiseta”. Velázquez define a Jorge Castro como “el Maradona del boxeo” y hasta arriesga “Lo peleaba al Diablo y no tenía dramas”.
IT/Piñas del Sur.