Nostalgia y adrenalina. Roberto “Munra” Reuque reconoce que la cercanía de un ring le despierta sensaciones conocidas. Y quizás por éste motivo decidió “guardarse” y no concurrir a los festivales que se realizan en la región. Sin embargo, asume que le gustaría enseñar y transmitirle los conocimientos adquiridos, a alguna figura jóven, dispuesta a aprender. “Lo primero que me viene a la mente cuando me hablan de boxeo son los entrenamientos y eso que se siente internamente en la sangre cuando uno peleó, es inevitable”.
El “Munra” se dice feliz. Vive y trabaja en la Municipalidad de Pico Truncado, la ciudad que lo adoptó deportivamente y en la que hoy, ha conformado su familia. Una “segunda casa” después de Dolavon, el pago en el que nació y creció pero en el que nunca pudo combatir. “Si bien me dí el gusto de pelear en casi toda la Argentina me hubiese gustado pelear en mi pueblo natal. Eso a lo mejor me quedó como algo pendiente”.
Para un guerrero que lo dio todo y que nunca se limitó por la campana, el recuerdo y el cariño de la gente sigue siendo un estímulo, una caricia al corazón del peleador que se resiste al adiós. “Gracias a Dios el público que me conoce siempre me recuerda muy bien; como un gran fajador y eso me pone feliz”.
A la hora de ordenar los recuerdos, Reuque destaca una figura clave no solamente para su carrera sino para su vida, la del promotor santiagueño Silvio Morón. “Sin dudar te diría que fue una de las personas más importantes de mi vida y es alguien a quien siempre tengo muy presente. Fue mi manager y en gran parte, el responsable de que sea lo que soy. Su hijo Rocky es hoy uno de mis mejores amigos. Ellos y por supuesto, mi familia han sido lo mejor que me pasó. A mi señora que me aguantó tanto tiempo le estoy muy agradecido”.
A los 42 años, reconoce que el boxeo activo lo sigue atrapando y no descartaría volver si se lo propusieran. Es que ese “fuego sagrado” no se apaga con facilidad, persiste y en muchos casos, se potencia. “Si me dieran la oportunidad volvería a pelear y con muchas ganas. No me arrepiento de nada y si volviera a nacer quisiera ser nuevamente boxeador”, define el “Munra” quien como profesional llegó a concretar 35 peleas de las cuáles ganó 32 (20 por la vía rápida) y solamente perdió 3. La primera ante el cotizado Sebastián Luján (“Fue mi mejor pelea sin dudas…”); ante Luis Carlos Abregú en Salta y en su única salida al exterior, frente a Renan St. Juste en Montreal, Canadá. “El boxeo me dio la oportunidad de mi vida. Haber peleado afuera del país fue una experiencia espectacular”, agregó.
Reuque como profesional llegó a concretar 35 peleas de las cuales ganó 32 (20 por la vía rápida) y solamente perdió 3. Y tiene una pelea realizada en el exterior. Se retiró en el 2013.
Inevitable obviar una pelea que le costó una suspensión y muchas miradas críticas. Fue en el estadio de Newell’s Ods Boys, en Rosario frente al entonces también invicto Walter Matthysse a quien Reuque había derrotado en el campo amateur. Con los dos en la cresta de la ola, televisación de Space y y previa caliente, hasta sin fotos, la rivalidad los llevó al peor final: los dos boxeadores suspendidos por agredirse después de la campana del segundo round en un incidente todavía recordado. Una doble descalificación dispuesta por el árbitro Luis Carlos Guzmán que se hizo inevitable.“Bueno esa pelea iba a ser muy buena si hubiese terminado. Para mí también iba a ser la que me llevaría a pelear en Estados Unidos. No estoy enojado porque son cosas del boxeo que ya las tengo superadas”, reconoce hoy el “Munra” quien disfruta de la familia y los afectos; encontró “su” lugar en el flanco norte de Santa Cruz donde su vida sigue inevitablemente ligada al boxeo, con los guantes y el cabezal archivados sin tiempo. “No voy al boxeo porque me dan ganas de subir a pelear pero sí me gustaría enseñar y tener algún pupilo”.
IT/Piñas del Sur.