Gonzalo Coria abrazó el boxeo de muy chico. A los 8 años salía del colegio y se iba al gimnasio de su papá. Veía a esos hombres con los guantes puestos y, de a poco, le fue tomando el gustito al deporte de los puños. Hoy, con 23 años, este villamercedino que hace doce está radicado en Córdoba, tiene 20 peleas (16 ganadas y 4 perdidas). Es campeón provincial, latino e internacional, pero no se conforma con estos tres cinturones. Sueña a lo grande. En su cabeza está ser monarca mundial. Y trabaja duro para ello.
“Empecé a boxear desde que tengo memoria. Mi viejo siempre tuvo gimnasio. Me acuerdo que salía de la escuela y me iba al gimnasio. Desde los 8 años boxeo. Y lo elegí porque siempre me gustó la disciplina. Mi viejo entrenaba a muchos boxeadores y así me fui metiendo de a poco”, comenzó diciendo el pugilista sanluiseño.
Viene de una mala experiencia en Las Vegas. Perdió por KO en el segundo round con el kazajo Zhanibek Alimkhanuly, en una pelea en la que el argentino dio ventaja, ya que es un superwélter natural y subió a la divisional de los medianos para enfrentar a un adversario que fue campeón mundial amateur en 2013, representante olímpico en Río 2016 y está 9º en el ranking del Consejo Mundial. “La experiencia en Las Vegas me deja como balance que no estamos lejos de ellos. Estamos en una preparación diferente, pero desde lo técnico no hay grandes diferencias”.
Gonzalo, o “El Mago” como lo conocen en el ambiente boxístico, es dueño de una muy buena técnica. Es inteligente. Un púgil estilista que trabaja mucho sobre el error del rival e improvisa para crear su propia pelea. Sus mayores virtudes: la disciplina y las ganas que demuestra día a día en el entrenamiento.
Creció mucho desde aquel pibe que debutó en Don Bosco en Córdoba, aunque no tiene un buen recuerdo de su primera pelea, ya que él se sintió y se vio ganador, pero se la dieron perdida por puntos. Aseguró que aprendió de todos los entrenadores. “Cada uno te deja lo suyo. Su impronta. Depende de cómo asimilás ese aprendizaje. Yo trato de sacar lo mejor de todos, pero con el que más crecí es con mi DT actual, Juan Carlos Del Grecco, es un hombre que tiene mucha llegada y que es simple para corregirte alguna cosa”, aseveró.
A la hora de elegir la mejor pelea, no duda: con Alberto Palmetta, en Punta del Este. “Fue un combate durísimo ante un rival experimentado. Iba perdiendo. Estaba cortado. El médico me había revisado, pero por suerte pude ganar por KO. Creo que fue un premio al esfuerzo y a la entrega. Yo nunca me doy por vencido y siempre doy todo, no me guardo nada. Esa noche, a pesar de estar abajo en las tarjetas, seguí intentando, hasta que entró una mano que me dio la victoria”. Aunque hay otras dos peleas de alto vuelo emotivo: la victoria por puntos en México ante Marcos Reyes y la derrota en un fallo polémico ante Artur Akavov, en Letonia. Fueron combates que lo marcaron y que le abrieron el camino para seguir peleando en el extranjero.
Habla de boxeo y se le iluminan los ojos. Y no es para menos, es una disciplina que comenzó a practicar de muy chico. Si bien es cierto que hizo otros deportes (full contact, kick boxing, básquet y fútbol), ninguno lo atrapó tanto como el boxeo. El ring y el gimnasio son su hábitat natural. Ahí es donde se siente cómodo y bien a gusto. Tiene como referente a Manny Pacquiao. “Es un grande. No esquiva a nadie. Pelea con todos. Cuando combate, el espectáculo está asegurado. Pasan los años y sigue tan vigente como siempre, es un buen espejo para mirar y aprender”.
Con 23 años, Gonzalo Coria todavía tiene mucho camino por recorrer. Sueña con ser campeón del mundo. Trabaja día a día para pulir detalles y para crecer. La derrota en Estados Unidos, donde dio ventaja desde el peso, la tiene que utilizar como aprendizaje. Es dueño de un gran estilo y a eso le suma disciplina en el gimnasio, un combo perfecto para conseguir cosas importantes.
El Diario de la República.