Lejos quedaron aquellos días en los cuales sus manos sostenían la escoba, que barría los frentes de las casas de su barrio, junto a Carlos -padre y entrenador- y su hermano Alan. Hoy, con un par de guantes en los puños de las mismas, intenta hacer historia.
Brian Carlos «El Boxi» Castaño –boxeador invicto, oriundo de la localidad Isidro Casanova, perteneciente al partido de La Matanza, y actual campeón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en la categoría superwelter-, con 31 años de edad, defenderá su cetro el 17 de julio. La cita será en el Barclays Center de Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, ante el estadounidense Jermell Charlo, quien expondrá sus tres cinturones: el de la Asociación mundial de Boxeo (AMB), el de la Federación Mundial de Boxeo (FIB) y el del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Con los cuatro títulos en juego, Castaño está ante la chance más significante de su vida y con ella, la posibilidad de unificar y ser el único campeón latino unificado. De alzarse con la victoria y colgarse los dos pares de fajas, haría historia, no sólo en Argentina, sino también en América Latina, como dice nuestra jerga: le ganaría de mano a Canelo Álvarez -quien busca hacer lo mismo con Caleb Plant, poseedor del único cinturón que le falta-.
A menos de dos meses, del otro lado del teléfono, siendo las 21 -cuatro horas menos que en Argentina, transitando la primavera-, por videollamada estaba él; con una toalla blanca en su espalda, que lo abrazaba para evitar tomar aire y el pelo un tanto mojado, el cual indicó que apenas unos minutos atrás: había finalizado su último turno. Con una sonrisa en su rostro, la misma predisposición de siempre y una voz que dijo: “¿Cómo estás amigo?”, Brian estuvo dispuesto a conversar. Luego de contragolpear con la misma pregunta, respondió: “Estoy bien, gracias a Dios tranquilo y muy contento con todo esto. Recién terminamos de hacer el último turno. Trabajando duro y enfocado en este combate. Estamos dando todo en cada entrenamiento, sólo resta esperar que llegue esa fecha”.
Se lo observó con la tranquilidad que lo caracteriza, sentado al borde del cuadrilátero y apoyado sobre las cuerdas del mismo, donde estuvo durante toda la charla. Detrás unas bolsas colgadas y algunas banderas, una de ellas con las iniciales de Los Ángeles, donde se encuentra en este momento realizando su preparación.
Será uno de los enfrentamientos más importantes para el boxeo argentino y latino, el cual promete muchísimo porque ambos están en su mejor momento. Los días transcurren, la espera para aquellos argentinos, que sueñan con que el deporte de los puños quede en lo más alto, se acorta. Desde aquel 3 de mayo del 2014 en el cual Marcos Maidana se enfrentaba a Floyd Mayweather, este combate, que se aproxima, vuelve a revivir esos sentimientos. Una mezcla de sensaciones, entre las cuales se destaca la ansiedad, que causa decir: ¡Que llegue ya el día de la pelea!.
“Es la más importante de mi vida. Siempre tomo todos los combates igual, son todos duros. Además, no me gusta perder y quiero ganarlos todos, sean o no por el título. Pero este viene con un condimento especial que es la posibilidad de hacer historia y lograr esto para mi país y américa latina”, manifestó el Boxi y además aclaró que no siente presión: “Sinceramente no le doy tanta importancia. Es una pelea que tengo que ganar y los logros que vienen son un plus para mí. Tengo que salir a vencer y voy por la gloria. Quiero ser campeón mundial de todas las entidades. Sé que es el rival más duro de mi carrera, pero me siento en mi mejor momento y es la oportunidad perfecta para este combate”.
En pleno festejo del casamiento con su mujer, Carolina, tras un llamado Brian se enteró que debía viajar lo antes posible para firmar su combate frente al estadounidense. Lo que iba a ser una luna de miel se convirtió en otro arduo campamento. “Los retos son bastante duros, acá se trabaja muy fuerte, tanto físico como técnicamente. Parece que no, pero cuesta. No tuve mucho descanso porque llegué a Argentina y me casé. No hice nada de boxeo, pero anduve con la cabeza a mil con mi casamiento y fue correr de acá para allá».
La continuidad de Castaño, sin dudas será un punto a favor. Realizó un gran campamento para enfrentar al brasilero, Patrick Teixeira, a quien derrotó por decisión unánime el 13 de febrero del corriente, en Indio, California. Lanzando una suma de 1136 golpes le arrebató el título OMB. Tras esa victoria, sólo dos semanas le bastaron para despejarse un poco de este deporte. «A los dos días de casarme me vine para acá de vuelta para comenzar mi campamento”, expresó el boxeador, quien esta vez además de haber ido con su padre, fue más acompañado. “Es un plus tener a mi familia acá, me hace muy bien. Estoy entrenando a la par de mi hermano, que vuelve a pelear, bajo el mando de mi viejo y que me haya acompañado mi mamá y mi mujer es muy bueno”.
No solo arriba del cuadrilátero tiene el apoyo de su padre, Carlos Castaño, quien lo entrena desde que tenía dos años, sino también debajo. “Compartimos mucho con mi viejo. Mi hermano y yo, íbamos a laburar con él, éramos barrenderos del barrio. Nos enseñó a ganarnos la moneda y a valorar la plata. Cuatro o cinco años anduvimos barriendo, primero con mi viejo y después nos largamos solos con Alan. A veces me cruzan por el barrio y me preguntan: ‘¿Te acordás que vos me barrías mi casa?’. Conocí mucha gente a lo largo de mi carrera y a medida que vas creciendo, de algunas caras te vas olvidando”, recordó El Boxi y, además, valorando la enseñanza y protección de su padre, destacó: “Si no fuera por mi viejo no estaría donde estoy. Siempre paraba acá en la esquina con los chicos y él me venía a buscar en el Falcón que tenía. O a veces en la bicicleta, con la que iba hacer las cobranzas después de barrer, que todos conocían. Mis amigos lo veían venir y me gritaban: ‘Ahí viene tu viejo Brian’. Llegaba y me decía: ‘Vamos para casa. Dale que mañana tenés que entrenar’, y yo no quería. Luego de insistirme un largo rato y de que los chicos me dijeran que vaya, para no discutir terminaba yendo. Fue un pilar fundamental, hoy en día estoy acá gracias a él y al apoyo de mi familia».
En los vídeos que sube a sus redes, se lo ve corriendo en esas calles empinadas, vistiendo ropa y zapatillas deportivas, unas gafas para sol y un gorrito de lana. Junto a sus compañeros corre sobre el asfalto y una voz al grito de: ‘Dale Brian cerrá con todo’, le pide el último pique. Quien grita es otra persona primordial en su carrera, Matías Erbin – un joven preparador físico argentino de alto rendimiento, dedicado al boxeo, con una gran carrera-. “Es una parte fundamental para el equipo. Trabaja muy bien, realmente hemos trabajado muy fuerte. Yo me acostumbré a Erbin y él a mi cuerpo. Hacemos un gran equipo junto a mi viejo, que a veces se mete y opina. Si me ven cansado hablan entre ellos y deciden juntos, más si al otro día tengo sesión de sparring, porque ambos conocen mi cuerpo».
Supieron construir un equipo muy unido, desde su manager, Sebastián Contursi, Matías Erbin y Carlos Castaño. “Son muchos años trabajando juntos, ya nos acostumbramos. Obviamente siempre hay algo, el día a día, la convivencia, siempre alguna chispita hay, pero cosas mínimas. Más que nada cuando estoy cansado y no quiero hacer algo, en ese momento me reta (risas). Nos decimos un par de cosas y a los cinco minutos estamos laburando de nuevo, es algo natural”, explicó el boxeador y detalló: «Generamos un lindo clima y formamos una familia. Contursi también es un grande, su trabajo es fundamental. Es un gran mánager y además es una muy buena persona. Lo quiero mucho, hemos compartido muchas cosas. Hoy estamos viviendo algo hermoso tratando de hacer historia. No fue un camino fácil, he pasado muchas cosas, pero hoy estoy trabajando duro tratando de llegar al 100% en cada pelea y en esta lo mismo, dejando todo siempre. Es hermoso lo que estamos viviendo».
Además de vivirlo en carne propia, Brian consume mucho este deporte. Ve y analiza los combates, pero, sobre todo, no se pierde los de sus compatriotas. “Soy de mirar mucho boxeo y más cuando pelean los argentinos. Internacional miro a los de mi categoría. Cuando estoy corriendo en la cinta veo peleas de mis posibles rivales. Mi viejo también ve, por ejemplo, ahora miramos solo a Charlo, por donde se puede entrar, qué golpe hay que evitar y demás. Después, en base a eso, trabajamos en las manoplas. Yo también opino y mi viejo me respeta. Le hago caso en todo, él sabe y no le discuto nada, pero cuando opino me respeta y lo probamos».
En frente tendrá a un rival experimentado, Jermell Charlo, oriundo de Texas, apodado “Hombre de Hierro” y con 31 años de edad; cuenta con un récord de 34 victorias, 18 de ellas por la vía rápida y una derrota –por puntos ante el ex campeón mundial del CMB, Tony Harrison, el 22 de diciembre del 2018, a quien luego venció por nocaut en una revancha-. Hermano gemelo de Jermall (actual campeón mundial del peso medio del CMB), debutó el 8 de diciembre del 2007 y su último combate lo realizó el 26 de septiembre del año pasado, en el cual derrotó a Jeison Rosario, por nocaut en el octavo asalto, arrebatándole así los títulos AMB y FIB. Considerado el más peligroso de la categoría por su boxeo y potencia, viene con una racha de tres victorias consecutivas antes del límite.
Pasan los días, el combate se avecina y Brian lo visualiza. “Lo que me imagino que voy hacer, es presionar constantemente, no tirar tantos golpes, sino meter esa presión y tratar de ser incisivo. Lograr que cada ataque que meta sea con potencia y si me pega contragolpear, pero nunca darle ese respiro o iniciativa. Porque donde le brindas eso, se agranda y empieza a manejar la distancia y los tiempos. Quiero acorralarlo, incomodarlo y desgastarlo física y psicológicamente”, expresó con decisión, Castaño, quien parece tener bien en claro su plan y además detalló: “Tengo que tener cuidado con la contra. Te deja trabajar y a veces cruza la mano y se te apagan las luces. Estamos trabajando eso en los sparrings, manopleo y bolsa, todo para intentar bloquear esos golpes sorpresivos y peligrosos que tiene. Quiero trabajar de menor a mayor y tratar de marcar la diferencia en cada round. Tengo que ser muy cauteloso, pero no dejar de presionar y lastimarlo. Le vamos a enseñar cuantos pares son tres botas (risas)”.
Junto a su padre Carlos Castaño, Brian se prepara para uno de sus entrenamientos (fotos gentileza Micaela Sotelo PHOTOSBYMICA)