Se reconoce afuera del boxeo pero hasta ahí. Quizás en lo físico, sin experimentar el placer del gimnasio, ni la adrenalina de vestirse con el atuendo “atigrado” pero jamás, se cortó el hilo invisible. Único, indisoluble. “Hace mucho que no tiro un golpe pero mentalmente no me siento lejos del boxeo”, reconoce Héctor David Saldivia, metido ahora en el traje de jefe de familia y trabajador petrolero. “Dejé hace tres años y hace dos años que trabajo en Maxicom gracias a Cholo Polito y al Tano Di Pierro”, agradece como ante cada puerta que se abrió.
“La pandemia pegó mal a todo el mundo. Cerrar los gimnasios no fue bueno porque con los protocolos; la cantidad de gente y la higiene, le harían bien a la gente. Entrenar te mantiene sano y limpio”. Saldivia rescata que el encierro le permitió pasar más tiempo hogareño y compartir un valioso plus con su esposa Alejandra (“En pandemia siguió con sus entrenamientos y es una gran profesional…”) y su hija Mía Sol. “Hay cosas que cambiaron para bien. Uno le terminó dando valor a cosas que quizás antes no valoraba”.
”Fui un afortunado por poder estar tiempo con mi familia. Esos momentos no se comparan ni se compran con nada. Soy familiero y me gusta estar en mi casa. Me contagié pero el estar entrenado no es más que un resfrío, cumplimos y estuvimos todos bien”.
Quien fuera bandera boxística de la ciudad durante dos décadas, reconoce que la chance mundialista o una eliminatoria quedaron como materias pendientes.
Saldivia fue ex campeón argentino, latino OMB y Fedelatin de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) de los welter y ex campeón argentino y latino superwelter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y mediano de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Como profesional cerró con 46 peleas ganadas, con 35 nocauts y 6 perdidas.
“Gané nueve títulos en mi carrera profesional. Y dos argentinos, el welter y el superwelter en un momento en el que había buen nivel en Argentina. Fue un orgullo tener el cinturón durante mucho tiempo”. Y hoy analiza como un déficit, la falta de un guanteo acorde con el nivel de exigencia. “Uno puede entrenarse y poner todo pero no alcanza con lo físico. Volvería a elegir al boxeo pero hubiera cambiado el destino ya que en Argentina no es rentable y no alcanza para pelear con los grandes de Estados Unidos o Europa”.


El “Tigre” elije como mejor pelea, a su noche consagratoria del 14-06-06 cuando en el Socios Fundadores, conquistó el título argentino welter ante el chaqueño Raúl Bejarano. “La pongo primero porque fue mi primer título y el más codiciado. Tenía enfrente a un gran campeón que tuvo seis años el cinturón; la dimensión de la pelea y por la gente que llenó el estadio. Siempre me hice fuerte por el público; el cariño y el afecto siempre me llevó al éxito”.

Estados Unidos es el lugar. Ahí Saldivia siente que debió quedarse más tiempo; por las bolsas, las peleas y por el hecho de vivir “pura y exclusivamente del boxeo”, algo imposible en ésta parte del mapa. “Viviendo en Comodoro estuve lejos de eso. Tuve un buen equipo pero mi rincón sufrió las mismas consecuencias que yo. Robinson Zamora está limitado, tiene un gran potencial pero en el país nunca lo va a poder desarrollar. Lucas Matthysse, Maidana, y “Maravilla” se fueron y ahora Brian Castaño también está afianzado afuera. Para poder triunfar hay que irse”, reconoce.
GANAS DE ENSEÑAR
“Me hubiese gustado seguir ligado al boxeo pero no me dieron la oportunidad de poder estar. Siempre representé a la Escuela Municipal en el mundo y soñaba con poder estar en el gimnasio porque considero que tengo material para aportar con los jóvenes”. Saldivia admite la falta de formadores integrales más que de entrenadores. “El boxeo y el fútbol son deportes emparentados. No se cobra cuotas y van chicos de barrio, los que no tienen la suerte de tener una familia o una guía. Monzón, Bonavena; Gatica e inclusive Maradona fueron buenos en lo suyo pero fracasaron en la verdadera pelea que es la vida”.
Bajo la consigna de que “si uno es padre, no puede fallar”, los tiempos de guantes y bucales quedaron atrás. Y aparecieron otros títulos por ganar. “El día de mañana quisiera recibirme de buen hombre. Sería el mejor título que me recuerden como eso, poder darle todo a mi familia y que mi hija pueda cumplir sus sueños que también serán míos”.
IT/PdS.