Desde que se calzó los guantes, Linda Karen Asencio entendió por dónde estaba su elección. Y hoy a los 27 años con una experiencia sin derrotas en el campo amateur, decidió apostar un pleno: radicarse en Buenos Aires y tramitar la licencia de boxeadora profesional. Sin vueltas, para que no haya dudas, ni se desperdicie tiempo.
Nacida en Comodoro Rivadavia, emigró primero a Trelew y desde hace siete meses, mudada a Buenos Aires nada parece limitar su aspiración deportiva. Con un piso pero sin ningún techo, ni límite. “Tenía pensando debutar antes pero por el tema de la pandemia se complicó todo. Entreno en Villa Domínico, Avellaneda”, dice a la distancia en su charla con PdS.
“Yo empecé boxeo para perder peso hace ya casi siete años. Y me quedó gustando porque siempre me gustaron las piñas. Sentí que me gusta demasiado éste deporte y por eso decidí apostar todo en esto”. Para Asencio, las oportunidades en el sur escaseaban y que el COVID simplemente hizo el resto. “Allá en el sur hay pocas oportunidades y por eso me vine acá. Fue muy difícil adaptarme y pasar necesidades; pero soy fuerte y acá estoy porque no soy de abandonar. Ahora estoy a punto de empezar a recoger los frutos de todo ese esfuerzo”. Cuenta que se dedica exclusivamente a entrenar y combatir y que su aspiración máxima es convertirse en campeona del mundo. “Empecé en el Club de Boxeo Comodoro con un entrenador que se llamaba Luis. El me enseñó mis primeros pasos y de ahí no paré más”. Linda lleva 11 peleas realizadas de las cuales ganó 9 antes del límite con un invicto que promete estirar en el profesionalismo. “Pelee con todas las del sur. Y con algunas no me enfrenté porque no quisieron o no habían más de mi categoría. Siempre dije que la que no quiera boxear se tiene que anotar en ballet”, bromeó. Reconoce que las pruebas difíciles están en el circuito femenino bonaerense, donde sube el nivel y la exigencia pero también aumentan las posibilidades de crecimiento.
“No me considero una boxeadora pero sí una peleadora; soy guerrera y siempre voy al frente. Me gustan bastante los cruces”. El aspecto negativo es su inactividad, hace tres años que no sube a un ring. “Nunca paré de entrenar. Nunca perdí las esperanzas de que algo bueno iba a llegar y así fue”. Y al final avisa que su paso por el boxeo no será intrascendente: “Mi sueño es ser campeona del mundo y me gustaría pelear con las mejores. Sé que con mucho trabajo y disciplina puedo lograrlo”, sentencia.