En Las Clavelinas, todo es novedad. Inclusive para la capitalina Jésica Leiva, la única profesional de Chubut que entrena y concentra en el complejo del “Chino” Maidana. De hecho, vive una experiencia distinta a todas, entrenando en el máximo punto de exigencia y compartiendo sensaciones con Lucas Adán, su hijo de un año. “Todo es relindo, como deportista nos llevamos una gran experiencia. De todos los años que practico boxeo, nunca estuve en un lugar así con tantos boxeadores”, reconoce Leiva (26 y récord profesional de 3-0) ahora asumida como “peleadora y mamá”.
“Cada equipo entrena con su entrenador. Veo a diferencia de los demás que cada uno tiene su propio estilo. No es que hay tanta diferencia como uno piensa. Estamos al mismo nivel”. Jésica no combate hace dos años y retomó el gimnasio hace seis meses. “Mi objetivo es pelear. Ojalá que salga alguna pelea en éste tiempo que estamos acá (hasta el el 4 de octubre); porque hicimos el viaje y ya estamos instalados”. Aunque igual destacó que si ésta posibilidad no llega, la consigna será la paciencia. “Seguiremos entrenando como siempre y trabajando para progresar y sumar peleas”.
La representante del barrio Gregorio Mayo de Rawson, plantea que la vuelta al entrenamiento no resultó traumática. “El cuerpo tiene memoria, volví enseguida al ruedo y no me costó estar en forma. En el embarazo subí diez kilos y a la semana ya estaba en mi peso e inclusive más abajo. Cuando fui mamá no sabía como iba a ser el “después” porque es otro proceso”.
En Ingeniero Matschwitz se respira boxeo; se duerme, come y entrena al estilo de un campus americano con rutinas duras y guanteos que enriquecen. “Antes de venir tenía miedo porque no sabía cómo era el lugar. Desconocía si mi hijo iba a estar cómodo ya que nunca salí de mi casa tan lejos con él y nuca estuve en un lugar así”. A su llegada, algunos días después del resto del grupo, todo fue certeza y comodidad. “No estuve tranquila hasta que llegué; estoy sorprendida porque mi hijo se porta súper bien y el lugar es reseguro, no parece que estamos en Buenos Aires. No se escucha ni ruido de autos. El lugar es grande y cómodo”.
El doble rol deportivo y maternal la encuentra acompañada. “Yo me vine con mi mamá y ella está con mi bebé, cuando entreno los dos turnos. A la mañana duerme y por precaución no lo llevo al gimnasio porque hay mucha gente”, sostiene Jésica quien rescató el nivel expuesto por el team guiado por el cubano Díaz Pequeño. “Yo pensaba que íbamos a sentir la diferencia de nivel pero estamos iguales al resto mis compañeros y yo. Lo ideal sería que todos nos fuéramos con una peleíta hecha acá”.