Soledad Matthysse nunca dejó de sentirse campeona, ni siquiera en los peores tiempos de la pandemia; cuando entrenó en su casa, adaptando los espacios y siguiendo las instrucciones de Mario Narváes, su esposo y rincón. Y esa motivación que nunca se perdió, le permitió persistir y nunca desistir. Hoy vuelve a abrazar el cinturón que la acredita como campeona argentina de peso pluma, que le había sido injustamente quitado por la FAB con el argumento de no haberlo defendido en tiempo y forma, cuando pocos podían siquiera pensar en la posibilidad de subirse a un ring. “Yo no entendía mucho lo del cinturón pero me propuse trabajar el doble”, reconoció.
Y el maltrago terminó siendo un impulso para reafirmar el objetivo. “Nunca paré de entrenar, me llevé todo a mi casa y colgué una bolsa en el patio. Hicimos un trabajo en equipo y aunque le hice caso a “Mauko”, los dos años sin pelear en algún momento pasaron factura”. Reconoció a Laura Griffa como una rival “buena y exigente” y revalorizó haber cumplido los diez rounds de acción y con un título en juego. “Ella me había ganado cuando peleamos por el sudamericano, yo venía de dos operaciones y como quería pelear, fui por capricho y la agarré. Ahora me ví muy bien y todo salió como lo entrenamos”.
“Firmar con el Chino Maidana –agregó- nos hace entrenar con otro propósito. Dentro de dos meses voy a volver a pelear y estoy contenta por eso. No hay que esperar que me llamen o sufrir porque se caigan las peleas. Me quiero quedar en pluma o bajar una a supergallo. Quizás se pueda hacer algún festival en Trelew”. Soledad a los 41 años propone no “esquivar” rivales y plantarse ante las mejores como única manera de medirse ante la exigencia. “Sé que me queda un camino más corto en el boxeo y hay que saber aprovecharlo. No me doy cuenta de la edad que tengo, soy jóven pero comprobé que quizás el sábado estuve mejor que en otras peleas y mejoré en lo boxístico. Todo es sacrificio porque una es consciente del deporte que hace”.
“Estaría buenísima una tercera versión con Marcela Acuña, era mi rival original, a diez rounds y sin título. Después la bajaron a ocho y al final, cambiaron de nombre” y aclaró que la “Tigresa” formoseña es la ídola de su hija Milagros quien ofició de colaboradora en su guanteo de preparación. No descarta pelear afuera (“Estados Unidos me encantaría…”) ni dejar de insistir por un título mundial.
Fuente: Tiempo Deportivo/Cadena Tiempo.