“Mi apodo “Levadura” me lo pusieron acá en mi barrio, el Isidro Quiroga o las 1.311. Era supergordito y la situación fue bastante graciosa. Se juntaban los pibes en la esquina a tomar y a otras cosas, un día pasé; estaban todos ahí y me dijeron “Cómo querés que te digamos “Cinturita de huevo” o “Levadura”?”. Yo era un pibe; tendría 12 o 14 años pero pesaba 160 kilos. Con toda mi inocencia dije “Levadura” y ahí me quedó”. Darío Alcapán rompe el hielo con el nacimiento de un apodo que lo acompaña hasta hoy, cuando se prepara para hacer su ingreso al boxeo profesional.
Si algo caracteriza a éste peleador que hizo cinco peleas en Los Cóndores (2015/6) y llegó a participar en tres Campeonatos Nacionales, es su constante “tobogán” en la balanza. De ser un pesado “a la fuerza” y combatir con rivales que como mínimo, le sacaban una cabeza pasó a ser un atleta súper entrenado y sometido a una dieta estricta que lo ha llevado a alcanzar su peso récord personal. “Bajé a 81 kilos, nunca dí ese quilaje. Quiero llegar a 75 pero la comida me está costando bastante. Sé que voy a llegar. Costará pero es parte del juego; la idea es pelear en mediano, si pudiera bajar más sería mejor. Hay que ajustarse bien en la dieta que todo es posible. Más arriba no quiero volver a pelear, ya pelee con gigantes y siempre regalé mucho pero ahora me toca a mí”, reconoce Alcapán, representante del Club de Boxeo Comodoro.
“Espero con mucha ansiedad mi debut, siento que es la hora. Tengo treinta años y no puedo dejar pasar más el tiempo. Quiero llegar a lo más alto y lo que pueda darme mi cuerpo y mi mente; competir al mejor nivel que pueda llegar y viajar lo más posible. Disfrutar de éste hermoso deporte”. El ex integrante de la franquicia Los Cóndores no dejó de entrenar durante la pandemia y reconoce que en lo personal, estuvo activo y motivado. “Invertí, me puse negociador con alquileres y vendiendo autos. Estuve haciendo muchas inversiones pero siempre entrenando”.
“Los Cóndores ?. Fue una experiencia única, no me olvido más. Esa experiencia cambió por completo mi forma de pelear y me enseñó muchísimo y expandió mi cabeza. Soy un agradecido a la vida por éste regalo que me dio el boxeo aunque siento que fue algo que me gané en base a trabajo y dedicación”. Su paso por la AIBA incluyó peleas ante Sergey Kalchugin en Moscú; el polaco Igor Jacubowski en la FAB; Gabriel Richards en San Juan (Puerto Rico); Alfonso Flores Millán y Ronald José González Silva ambas en Vargas (Venezuela). Fue campeón del Selectivo Nacional de Mayores en San Luis 2014 en la categoría 91 kilos y tiene la particularidad de nunca haber perdido combatiendo en Comodoro Rivadavia donde había acumulado 12 triunfos en cadena antes de su debut internacional en la World Series of Boxing (0-5).
En el Gabinete Metodológico transpira a diario por la exigencia que le propone Héctor “Toto” Campos, el ex judoca internacional que se radicó en la ciudad y en lo estrictamente boxístico, su rincón será Martín “Sapo” Orquera. «Estoy entrenando muy bien, en turnos normales pero bien aceitado; cuidándome en la comida, eso se me hace difícil pero entrenar es mi pasión, una locura. Me encanta ir al gimnasio todos los días”. Y recuerda que su falta de acción se remonta al 2018 cuando asistió al Nacional de San Juan. “No me dejaron pelear la final porque en la pelea anterior me marcaron el ojo y se me había hecho un derrame”. Ahí hizo la última, el 29 de noviembre de ese año tras ganarle a Luciano Carabajal (San Juan), no fue habilitado para pelear la final al día siguiente ante el rionegrino Elio Sandoval.
“Mi mensaje para la gente es que le den para adelante siempre con perseverancia, dedicación y disciplina. Las cosas suceden y siempre hay que apostar a los sueños de uno aunque los demás digan que no se puede, hay que creer en uno mismo. Hay que seguir los sueños, es lo único que nos hace felices. La vida pasa muy rápido y hay que disfrutarla”, propone “Levadura”, otro de los hijos boxísticos del cubano Juan «Morito» Fernández.
Foto gentileza «Toto» Campos/Archivo PdS.