Héctor Oscar González, de Pico Truncado y bien santacruceño se apresta a cumplir uno de sus principales anhelos desde que conoció un gimnasio de boxeo. Tenía doce años cuando descubrió lo que define como un “todo” capaz de llevarlo a superarse a sí mismo, a entrenar con una sonrisa y hasta a convertirse en el ídolo deportivo de la ciudad por un rato. “Boxeo porque me gusta, como hobby y cuando no pueda pelear más pienso seguir ligado a la actividad”, describe como una manera de ratificar el vínculo.
“Hice muchas peleas como amateur y quizás por eso siento que es el momento de dar el gran salto. Quiero seguir metiéndole para ver cómo me va en ésta nueva etapa. Siento que estoy para debutar”, cuenta González quien a los 27 años y al repasar sus números en el plano amateur suma 57 de las que perdió 7, empató 2 y ganó 16 por nocaut incluído el debut absoluto con apenas 13 años.
“Si uno se lo propone, hay oportunidades aún estando acá en la Patagonia. No es tanto como vivir en otros lados o en Buenos Aires donde se pelea y se sale más seguido a competir en otros lugares. Se hace lo que se puede y el que quiere llegar, llegará sin importar dónde viva”.
“Mazazo” González, chofer de la industria petrolera seguirá la huella dejada por los profesionales que pusieron a Truncado en la consideración: Roberto Runque, Raúl Guichapani –su ahora entrenador- y Romina Guichapani, la campeona del pueblo aún en actividad. “Me siento muy tranquilo. Tengo el apoyo de mi familia, mis amigos y mis compañeros de trabajo. La gente me saluda todo el tiempo y me tira buenas energías; eso es muy valorable. Cuando entreno recuerdo el apoyo de toda la gente y gracias a eso, uno toma las cosas con otro humor”.
Agradece a Truncado Fit (suplementación); el Sindicato de Petroleros Privados de Santa Cruz, la UOM y los sponsors que acompañan ésta etapa de su carrera. “El boxeo para mí es todo. Jugué al rugby pero lo dejé. Empecé con mi primo pero él me dejó plantado el segundo día. Yo seguí entrenando, me gustó la disciplina, empezó a hacer guantes y al año hice mi primer pelea, Me gustó mucho más a partir de ahí; pesaba 72 kilos, era gordito y desde ahí para adelante no lo dejé mas”. A pocos días del debut, el representante del barrio Malvinas asume que la clave es entrenar “fuerte y bien” y que la pandemia le puso un freno a su entusiasmo. “Iba a debutar el 13 de marzo pero a partir de ahí cortaron todo; estuve casi dos años parado y se hizo complicado”.