Mario Narváes quiere transmitir lo aprendido en tantos años de boxeo. Modificar lo malo, lo que quedó inconcluso y potenciar la faceta positiva. En su gimnasio, disfruta de su pasión-trabajo, siempre bien acompañado por su esposa, la campeonísima Soledad Matthysse y una familia en donde las piñas abundan. “Se está arrancando después de un tiempo. Estoy contento porque se pueden mover los amateurs ya que solamente peleaban los profesionales y manejados por promotores”, reconoce “Mauko”.
“Tuve la suerte y la ayuda con Soledad, mi señora, de formar mi gimnasio. Siempre estuve cerca, trabajando con mi hermano Omar pero quería hacer mi nombre como entrenador, así como lo hice siendo boxeador. Alquilé un salón, de a poco me fui formando y hoy tengo pupilos para hacerles una carrera y enseñarles lo que uno aprendió”.
El apellido, escrito con “s” o “z”, siempre será sinónimo de boxeo. Emparentado por la gloria del “Huracán” y el talento de Daniel, Mario y el “Coya” Gutiérrez, todos profesionales más Jorge, el único que se quedó en el amateurismo. La huella del gran Estanislao parece estar inevitable, con un vínculo irrompible. “De mi parte, esto es un capricho. Quise ser campeón del mundo pero no pude, no me quedé con eso. Cerré los ojos cuando me retiré debido a una lesión y le dije a mi familia que quería ser entrenador y formar campeones”.
Mario Oscar Narvaes se dio el gusto de pelear cuatro veces en el estadio Luna Park. Siempre en familia y cerca de sus hermanos boxeadores construyó una carrera de 15 triunfos, 17 derrotas y 5 empates. Como profesional debutó en el 2008 y es vencedor de Damián Marchiano, Pablo Sepúlveda, Angel Torres; Julián Vázquez y el recordado trelewense Nelson Galdamez.
Mario asume que las claves para triunfar en el arte de las piñas son: “Primero está la disciplina y la constancia que se tiene en el gimnasio. Yo fui boxeador y no llegué a ser campeón quizás porque algo me faltó. A lo mejor no tuve disciplina. Yo los aconsejo a mis pupilos por las cosas que no hicen y las que no hicieron conmigo”.
“Dios quiera que mi hija y mis sobrinos, los hijos de Omar; de Daniel, Marcelo y de Jorge sean mucho mejores que nosotros. Quienes conocieron nuestras carreras saben que siempre hemos trabajado solos y en cambio, ellos nos tienen a nosotros que ya sufrimos y pasamos por esto. Ojalá sean ellos los campeones ahora”. Al final, “Mauko” Narváes siente que Omar tiene “resto” para seguir y a la vez, nada que demostrarle a los críticos. “Como hermano le diría a Omar que como campeón ya lo hizo todo. Seguramente debe querer retirarse con los brazos en alto, estoy de acuerdo con él respecto a que quiera retirarse ganador. Si deja de boxear estará bien con todo lo que hizo”.