A Mario Edesio Vera (60) le brota el orgullo por sus pupilos. Todos los días, religiosamente, cuelga bolsas; enrolla vendas y prepara los mismos gastados elementos. De 16 a 20 la prioridad son los alumnos que se acercan hasta el Velódromo, un espacio contenedor, más ligado a otro deporte que a las piñas.
Sin embargo en esas paredes, hay mucho más que esperanza. “Verita” fue un minimosca de los ‘80 que animó peleas del viejo Campeonato de los Barrios; llegó a ser campeón provincial y rival “repetido” para muchos de la época como Wilfredo Andrade, Adrián Frías o José “Hormiga” Calbuyahue.
Rodolfo Romero lo “adoptó” como rincón, siguió la posta Oscar Rojas y finalmente, el inolvidable Abel Corredoira lo atendió hasta el final de su carrera, interrumpida por las obligaciones laborales. “Empecé a trabajar a los doce años, primero como ayudante haciendo chapa y pintura. Hoy tengo armado el taller en mi casa. Y puedo decir que mi profesión y el boxeo están a la par, amo las dos cosas”, cuenta el entrenador con licencia FAB que arrancó en la Escuela del Moure.
Más de treinta chicos le dan vida al gimnasio de la Avenida Polonia y conforman una familia no solamente unida sino numerosa. “Ante todo les inculco el respeto y tenemos disciplina, es puro entrenamiento lo que hacemos. Los martes y jueves tenemos guanteo pero también damos charlas y festejamos los cumpleaños” cuenta Vera quien reconoce seguir en detalle, la salud de los pupilos como también su rendimiento en la escuela. “Siempre estoy en contacto con los padres”, agrega.
A la hora de destacar a los valores más representativos del gimnasio reconoce: “Creo que Bruno Uribe es uno que puede andar, también Luciano Uribe u Omar Andrade. Los veo con futuro a lo igual que Cristian Sintora. Ojalá que sigan así, son aguerridos, van para adelante y nunca retroceden”. En la escuela del momento, todo tiene con ver con el boxeo y en especial con la familia. Ezequiel Mansilla ya debutó como profesional; Erica pelea como amateur y ayuda en el gym; Abigail (16) prepara su debut y Ricardo, el pionero, llegó a hacer nueve peleas pero debió retirarse por un desprendimiento de retina.
“Siempre salen peleas y nos llaman porque están bien entrenados, les doy seguridad y son bien cuidados. Me ocupo de las revisaciones médicas y siempre están aptos”. Por sobre una carrera exitosa, Vera pretende que haya un fogueo más intensivo a través de la competencia fomentando los torneos Evita, los Provinciales y los Nacionales. “Solamente pediría más elementos. Tenemos pocos guantes, coquillas y pecheras para las chicas. Hay poco material para trabajar y somos muchos en el gimnasio”.