Africa quedó atrás y después de un año y medio, de tener su vida al límite por un virus poco conocido Lucas Matías Montesino volverá a subirse a un ring. Algo que parecía inesperado en la cama de un hospital, está próximo a ser una realidad. Y en Trelew, el lugar en el que se siente “invencible” enfrentará el próximo viernes 10 al neuquino Facundo Huanque. “Físicamente estoy bien, haciendo buenos guanteos y con muchas ganas”, cuenta Montesino quien entrena a las órdenes de Raúl Barrionuevo.
El 27 de diciembre del 2020 hizo la última en Ibadán, Nigeria cuando enfrentó al local Ridwan Oyekola. La historia posterior es conocida: la picadura de un mosquito durante su estadía en aquel país derivó en el contagio de paludismo, una enfermedad poco conocida en el país caracterizada por un deterioro severo de los órganos internos.
“Cuando me dieron de alta me faltaban cinco días para cumplir dos meses de internación. No podía sostenerme en las piernas, me caía porque ni fuerza tenía. Estaba flaco, débil. Pesaba 53 kilos y era piel y hueso. Costó pero ya estamos de nuevo”, cuenta Montesino quien rescata la experiencia de vida desde una mirada boxística. “Perdí por puntos, hice una buena pelea. El virus hizo que sintiera algunos golpes y se me inflamara la cara”.
Hace pocos días cumplió 25 años, una etapa que le permite ratificar metas.
“Siempre los sueños son los mismos, quiero ganar un título en el país. Si llega lo demás, que llegue pero es difícil llegar a las grandes ligas y además ganar y mantenerse. Castaño es un buen ejemplo”.
“Siempre trabajo en construcción y en lo que venga pero dejo para entrenar cuando sale una pelea”. Y reconoció que su carrera podría continuar en San Julián con una propuesta de desarrollo deportivo. “Tengo buena onda con Jano Tenorio que siempre nos da una mano y nos atiende; ayudé en su preparación a Samuel Rey y hablamos con Javier Castro de AOMA. Me gustaría que si me dan un lugar para quedarme con mi familia, irme para allá”.
Respecto a su vuelta en el Municipal de Trelew, Matías plantea: “Pelear acá siempre es otra cosa; el apoyo es otro y salgo a pelear de otra manera. La gente te empuja a hacer las cosas bien, a ir para adelante y a sacar manos. Siento que es difícil que siendo local vengan a ganarme acá”.