La pelea de fondo en el Municipal prometía acción. Y los pronósticos se cumplieron. En cuestión de minutos Manuel Carrizo y su rival, Joaquín Issel encendieron el fuego de la potencia. Casi sin previa, los dos se armaron en ofensiva y fue el de Tres Arroyos, el que encontró el espacio; cruzó arriba y le provocó la primera caída a “Manu” quien pareció arriesgar al límite, al punto de tomar riesgos defensivos. Hubo una cuenta más para el local al cierre del primer asalto, cuando todavía parecía quedar algún resto para seguir en pelea. Pero Issel volvió a imponerse a la hora de lanzar, con puntería y ya encontrando los claros de un rival que nunca pareció del todo recuperado. A Carrizo le quedó la heroica, jugó lo que le quedaba pero el desenlace parecía inminente.
En una situación endeble, con la pelea cuesta arriba y con escaso márgen para encontrar una mano salvadora al representante del Team Alvarado no se le puede reprochar determinación. Promediando el segundo round volvió a sufrir el acoso en su propio rincón y ante un nuevo viaje a la lona el árbitro Ernesto Vega primero y su rincón después, decidió el “no va más” para Carrizo.
Joaquín Issel (ahora invicto en 3) no solamente acertó en el plan a ejecutar sino que aprovechó las limitaciones de un rival que pareció nunca meterse en el objetivo. Acaso la circunstancia adversa de un doble pesaje y de una inesperada sesión de sauna para dar la categoría, le jugaron en contra al momento de la concentración y el planteo psicológico. “No sentí ningún golpe pero sí su mayor peso y potencia porque yo no soy mediano, sino que provengo de una categoría menor. Hice mi trabajo, aproveché mis oportunidades y por suerte pude llevarme el triunfo”, explicó en vestuarios Issel, lejos de la euforia y portando en mano el trofeo “Celestino Ratín” Pacheco que el propio ex ídolo comodorense le entregara en mano en el ring.