El jóven Maximiliano “Mono” Medina, se calzó los guantes y el short, con los colores celeste y blanco en el corazón, para subir al ring en tierra azteca, la noche del sábado 16 de julio. De esta manera hizo realidad el acariciado sueño de ascender a la categoría profesional, después de muchísimas peleas como amateur, muchas de ellas en suelo fueguino.
En la gala boxística de La Silla Fight Night, avalada por la CMB, en Monterrey, Nuevo León, Maxi subió al cuadrilátero con pujanza pero su rival lo venció en el segundo round, por knock out técnico. La premura en encuadrar en la exigencia de la categoría – debió bajar 16 Kg de peso en apenas un mes – y el cambio abrupto de clima, fueron sin lugar a dudas factores que influyeron en el resultado.
En diálogo con Diario Prensa Libre, su padre y entrenador, Alejandro Medina, expresó su alegría por el desafío que enfrentó Maxi: “El está muy bien. Está recuperándose, feliz y con muchas ganas de seguir adelante. El está formado para aceptar que esta actividad es a ganar o perder. Y ahora a él le tocó perder. Lo que no perdió son las ganas de perverar en este camino de ser profesional del boxeo”.
Consultado Alejandro Medina sobre el futuro del “Mono” y sus proyectos en el plano internacional, precisó que “en unos 45 días más regresará al ring con otras peleas seguramente ahí mismo en México. Es un tiempo que cuando se pierde por knock out hay que esperar para volver. No va a salir fuera de ese país porque para presentarse en esta pelea tuvo que hacer un sacrificio tremendo.
Un tropezón no es caída
Alejandro Medina, orgulloso padre de “Mono”: “El está muy bien. Está recuperándose, feliz y con muchas ganas de seguir adelante”.
Después de 3 años de no haberse subido a un ring oficialmente, Maxi aceptó el desafío y se esforzó muchísimo para cumplir con las normativas de la disciplina y con las exigencias de la categoría. Venciendo la ansiedad se comprometió con él mismo y como buen profesional dio lo mejor de sí. Para hacer su début, con gran profesionalismo tuvo que bajar 16 kg de peso y lo logró. Eso merece un aplauso por su perverancia y esfuerzo pero no hay que dejar de tener en cuenta que eso también le pasa factura al cuerpo”.
Finalmente el padre de Maximiliano denotó que, más allá de la práctica física de un deporte como es el boxeo, supo transmitirle a lo largo de su formación que quien lo practica debe tener fuerza de carácter y espíritu para renacer de sus cenizas cuando los resultados no son los esperados: “Todos los triunfos son lindos, es obvio, pero cuando uno pierde también tiene que aprender a levantarse y a seguir” – reflexionó. Diario Prensa Libre.