Emocionada y con la grandeza de una campeona, Soledad Matthysse, dejó de lado la impotencia de otra dudosa derrota por puntos en otra pelea mundialista y aseguró que le dijo a la alemana Nina Meinke que disfrutará del título pluma que los jurados le concedieron con otro fallo dudoso en Hamburgo. «Es como si yo lo hubiera ganado, yo sentí eso, que había ganado, pero no me levantaron la mano a mí, pero yo se muy bien lo que siente», expuso en diálogo con Deportivo 3 la ex monarca de la AMB y CMB que podría tener una nueva oportunidad en lo inmediato.
En el final de la semana pasada, cuando todavía permanecía en Buenos Aires junto a su marido y preparador Mario Narváez, la avezada boxeadora trelewense habló con Radio 3 sobre su derrota por puntos ante la alemana Nina Meinke, el pasado sábado 5 de noviembre en Hamburgo, en la pelea que estuvo en juego el vacante título mundial pluma de la Federación Internacional (WBIF).
“Cuando salís afuera tenés que meter una mano para embocarla y ganar por nocaut. Pero estoy contenta con la pelea que hicimos, y digo hicimos porque lo meto a Mario porque es el que ve primero que yo. La alemana no se sintió tan local con la gente, pero los jueces sí la premiaron a ella”, analizó.
“La gente me dio a entender que yo había ganado la pelea, me sentí muy cómoda, aunque puedo decir que ella pudo haber ganado el primer round porque me costó un poco agarrarle la mano como zurda. Pero en el descanso, Mario me dio las indicaciones y de ahí en adelante llevamos muy bien la pelea y metió varias manos”, remarcó.
“No me sentí nunca superada, ni tampoco golpeada, hicimos una gran preparación, llegué muy cómoda al peso y emocionada, con muchas ganas de pelear”, aseguró la “Itaka”.
“Lo que sí me dio un par de cabezazos y cuando después te tocás la cabeza, lo sentís, lo mismo que en la nariz, pero es común del boxeo, y además es raro que haya descuento de puntos”, admitió.
“Sentí que hicimos el plan de pelea, lo charlamos después y salió lo que habíamos entrenado, Mario habló con nuestro preparador físico y analizaron todo, lo escucho de afuero, pero parece que hice caso”, señaló con una sonrisa.
“Podría haber noqueado, haber trabajado más en la potencia de los golpes, lo vamos a seguir haciendo ahora. En el quinto round veía que se estaba pinchando, no tenía tanta movilidad y se me hacía más fácil conectarle los golpes, la golpeé bastante”, evaluó.
Emocionada, “Sole” contó que “arriba del ring la felicité, que fue una linda pelea y que me ponía en el lugar de ella, que sabía lo que era ganar un cinturón, las emociones que provoca”, en una muestra cabal de su grandeza deportiva.
“En la misma foto festejaba como si yo hubiera ganado, obviamente que lo había ganado, pero no me levantaron la mano a mí. Yo me siento una gran campeona, aunque las cosas no se me hayan dado. Es verdad que alguna vez se me dieron, gané dos veces el título, pero uno siempre quiere ir por más”, recalcó totalmente embargada.
A los 42 años, la Matthysse del medio tiene intacta su voluntad de seguir buscando grandes desafíos en el boxeo profesional: “se me hace muy difícil decir basta a pesar del paso del tiempo porque todavía tengo muchas ganas de entrenar. Tal vez el día que me sienta cansada, lo haga. Yo en mi casa me aburro, hay días que tengo que descansar, como ahora que estoy en Buenos Aires, pero si estuviera en mi casa me estaría volviendo loca. Mamá me pregunta lo mismo, hasta cuando hijita, y le respondo igual, hasta que me canse”, sostuvo.
“Ella tiene 29 años y la verdad nunca me sentí superada físicamente y sé que no soy una rival fácil para nadie”, advirtió. “Mario me felicitó, por supuesto que hay cosas que hay que seguir puliendo, pero me dijo que me mandé terrible pelea. También me pone muy bien que mi entrenador, más allá que sea tu marido, te halague, ni siquiera me dejó que me pusiera mal”, valoró “Sole”.
Insistió en que ante Meinke se cumplió el plan de pelea y subrayó que “nos deja tranquilos el hecho de que sabemos que tenemos para dar un poco más y esperamos estar mejor para la próxima”.
“Ojalá vengan más oportunidades, ojalá estemos peleando el mes que viene, ojalá que Dios quiera”, insinuó sobre lo que puede ser una pronta revancha de lo que pasó en Hamburgo.
“Me gustó Alemania, muy lindo, aunque no me puedo quejar del trato de la gente en ningún lado. Pero al viaje te lo regalo, es lo más pesado, son muchísimas horas arriba de un avión, encima cuando empieza a moverse te da más miedo que las rivales, y hubo muchas turbulencias en este viaje, capaz que Mario tiene más miedo, pero no lo demuestra, yo pongo una cara de pánico”, destacó con naturalidad.
Fuera del resultado, Soledad Matthysse dejó otra gran imagen suya, pero además de la profesionalidad de su entorno y del boxeo argentino. Su enjundia y su pasión por lo que hace, que se plasma en el trabajo diario, la convierten no sólo en una referente, principalmente en un gran espejo en donde chicos y chicas pueden mirarse tranquilamente en su sueño de ser campeones. “Saludos a toda la gente de Trelew por el aguante, hay Itaka para rato y abrazo para mis hijitas, que ahora se encargan del gimnasio mis amores”, agradeció en el final.