Héctor Ricardo Aguilera Morro, un apellido que mutó a apodo, asume que el boxeo es un signo distintivo. “Antes lo tomaba como un hobby pero hoy es mi vida, es algo que me caracteriza”, define el peleador rionegrino de 28 años y 2 peleas como profesional (1-0-1). Aguilera (19/09/94 en General Roca), embajador del barrio JJ Gómez trabaja paralelamente como embalador de pera y manzana en un galpón de empaque. “Hay que tener manos veloces; no tanta fuerza. Es un trabajo duro que depende de la temporada pero siempre se trabaja un promedio de diez horas diarias”. Y remarca el esfuerzo de correr en el comienzo del día y entrenar en tiempos de descanso familiar. “Apunto a lo que más arriba se pueda llegar, el camino será duro y largo pero siempre daré mi mejor esfuerzo para ver hasta dónde llego. Mucha gente abrió sus manos para ayudarme, ellos y mi familia esperan mucho de mí y eso me motiva a seguir”.
Conciente de la recuperación boxística de su provincia, la irrupción de jóvenes proyectos; las campañas de Christian Luis y del propio “Morro” más la llegada a la zona del entrenador Carlos Del Grecco son señales que hablan de un Río Negro revitalizado. “Se volvió a hacer boxeo en la ciudad. La gente está muy motivada y gracias a Dios, hay mucha gente que nos acompaña sponsoreando y dando una mano”, contó el supermediano que entrena en el gimnasio Haras Boxing.
“En mi debut –indicó Aguilera- gané por nocaut en el segundo, me sentí espectacular. En la segunda, el mismo rival vino más pesado; hubo una diferencia pero me sentí espectacular, diría que mejor que en la primera pelea. Me la dieron empate pero pude trabajar los cuatro rounds, fue una guerra pero marqué bien mi línea y me vi bien plantado”, cerró. «Mi sueño sería llegar a ser campeón argentino. Ojalá que todo se dé».