Todo parecía cerrar. Una rival de escaso nivel, fuerte pero frontal y un pesaje «sucio» en el que pareció valer el peso de la organización. Lejos, en Macedonia sin embargo, la historia volvió a tener el mismo final. Soledad Matthysse volvió a caer en el pozo de los fallos olvidables. Y terminó reconocida por el público tras una pelea que la mostró como dominadora en gran parte del marcha. La turca Elim Num Turhan no la hizo pasar sobresaltos más allá de los entiendo y algún cruce aislado. Matthysse supo resolver cerrándose en defensa y trabajando sobre los golpes de la europea.
No hubo quiebres y sí, una pelea física, poco clara y con escasos aciertos de uno y otro lado. Soledad demostró su experiencia para controlar la situación y tuvo pasajes favorables que después, murieron en la apreciación. En el final Num Turhan conectó una derecha que le renovó la confianza mientras la «Itaka», advirtiendo el escenario, tiró lo que tenía desde todos los ángulos aunque sin puntería. La turca se terminó quedando con un fallo unánime muy generoso y con el ignoto cinturón de la WBF. Para «Sole» la sensación es la de casi siempre: afuera cuesta el doble y no sobra justicia.