Jesica Calvo, peleadora de Puerto Deseado se reconoce amante por herencia de las costumbres gauchas. Y se encargó por decisión propia, de vivenciar la experiencia suprema: jinetear en un festival gauchesco. La oportunidad llegó en la Fiesta de los Peones Rurales en Puerto Deseado y fue la reservada“La Forastera”, su primer obstáculo sorteado entre saltos y rebencazos. “Mi pasión por los caballos y las costumbres gauchas nacen gracias a mi padre que se crió en el campo hasta el día de hoy y fue un gran jinete que llegó a representarnos en Jesús María”.
“Me gusta –reconoce- esto de las jineteadas ya que he visto a mi padre, mis hermanos y a mi pareja Matías que desde los doce años practica éste arte de jinetear. Para mí, es una mezcla de sentimiento y ni hablar del orgullo que se siente”, cuenta Jesica quien nació en Puerto Deseado hace veinticuatro años y se crió en el paraje Tellier, distante a veinte kilómetros, dónde terminó sus estudios.
Calvo reconoce el valor de la experiencia por ser compartida y por ser la primera. ”Me sentí muy tranquila y ansiosa a la vez, con la motivación y seguridad de mi compañero que fue quien estuvo en todo momento ayudándome en el palenque y verlo tan contento yéndome a abrazar después de la monta me emocionó muchísimo”.
Como a la hora de subirse a un ring, asume que los miedos existen pero no deben ser un freno para hacer lo que se siente. “Creo que miedo tienen todos los que practican éste deporte al no saber lo que puede pasar en esos segundos. Uno sale a jugarse la vida. La misma emoción y adrenalina que se siente al estar arriba de un reservado hizo que me olvidará del miedo a golpearme o caerme”.
Jesica, boxeadora y domadora de éstos pagos sureños, reconoce que busca “ entreverarse” en los ruedos de las jineteadas y disfrutar cada una de ellas. “La experiencia que viví por primera vez me quedó gustando y me da mucho coraje para seguir montando”.
En cuanto a su faceta boxística, Jesica lleva dos combates realizados y acumuló exhibiciones y entrenamientos en la escuela de boxeo «Erica Rehbein» donde entrena diariamente entre las 20 y las 22. “En el 2018 comencé a ir al gimnasio solo para acompañar y con el tiempo comencé a entrenar; me enseñaron a saltar la soga y tirar piñas hasta que mejoré de a poco, tomé la decisión de entrenar para poder tener mi debut. En el 2021 llegó mi licencia y al día de hoy tengo dos peleas”. Entrena a las órdenes de José Quilquitripay junto a Walter Gómez y destaca a su compañero Matías Castro como motor e impulsor de sus dos prácticas deportivas. «Vivimos en Puerto Deseado desde hace ocho años. Los dos trabajamos, no tenemos hijos pero sí nuestras mascotas que son dos hermosas perritas. En mi familia somos cuatro mujeres y dos varones además de mis padres que siempre están”.