Los sueños de la vida inevitablemente se transpolan en el ring. Adolfo Antonio Cuello (31) nació en Concepción, Tucumán y se crió en La Rioja. Llegó a Caleta Olivia a los catorce años en busca de un futuro familiar siempre abocado a múltiples trabajos. “Siempre fui albañil pero hago de todo incluyendo soldadura o pintura. Vengo de una familia de cuatro hermanos, bien de familia norteña” cuenta Cuello quien fundó su propio gimnasio de boxeo en el 2014 y reside en el barrio Rotary 23.
“El boxeo viene de familia y mi tío “Bachicha” Bazán fue campeón y todo está ahí, somos muy unidos con el boxeo. Empecé haciendo MMA, hice un par de peleas y pensaba que el boxeo era para los que no sabían pelear. Empecé entrenando en el Complejo con Oscar Ayala conquien hice un par de peleas. Después seguí entrenándome solo y así siguió mi carrera. Abrí un gimnasio para hacerme profesional, lo tendría que haber hecho hace seis años pero me faltó ayuda”. Adolfo reconoce la dinámica de quienes asisten a entrenar, las motivaciones y a veces, las razones que llevan a muchos, a desistir del boxeo. “Este deporte lo es todo. Nunca me enganché tanto como con esto. No lo puedo soltar. Muchos me dicen que lo deje y que priorice un trabajo en blanco. Decidí hacer lo que me gusta a tiempo completo”.
Adolfo Cuello nació en Concepción, Tucumán, el 11 de febrero de 1993 (31 años) y se crió en La Rioja Capital. En Caleta Olivia reside en el barrio Rotary 23 donde en el año 2014 inauguró su propio gimnasio de boxeo. «Todas las peleas son importantes pero ésta es como volver a empezar porque es mi debut profesional. Los guantes son más chicos, los golpes duelen y la tensión es otra. Siento que me preparé quince años de amateur para éste momento». Se convertirá en el nuevo boxeador profesional que tendrá la zona norte de la provincia de Santa Cruz. Peleará el próximo fin de semana en el Coliseo Municipal de Valdivia, Chile, enfrentando al trasandino Franco Filgueira en lo que será su debut rentado.
Convencido de la decisión tomada elige creer. Y pelear como profesional, poniendo todo lo que tiene. “Quiero hacer lo que me gusta aunque sea una vez en la vida. Y si no se me da, volveré a la rutina del trabajo para mantener a mi familia”. Cuello apostó a invertir en equipamiento y en elementos para sostener el “día a día” de su gimnasio. “Cuento con el apoyo de mi mujer que también boxea y de mis hijos, que son lo más importante”.
“Un boxeador me dijo que primero hay que ser el mejor del gimnasio; después el mejor de la ciudad y así, seguir subiendo los escalones. Gané un montón de cinturones, peleé en muchos torneos; soy campeón provincial y fui a campeonatos nacionales. Un mal fallo en Perito Moreno me bajoneó y estuve como dos años inactivo; después vino la pandemia; pensé en retirarme y que no se podía hacer todo. Porque sentí que tengo que ser padre, buen esposo y entrenador”, resume el púgil de Caleta Olivia, próximo a debutar profesionalmente en Valdivia, Chile.
“No quería quedarme con esa pica y ser un boxeador frustrado que se quedó con ganas de ser profesional. Siento que estoy a tiempo, peleé con buenos, siempre de visitante. Fui nueve veces a Chile y nunca perdí, ésta tampoco será una opción. Voy a ganar y con mucha hambre de gloria. Respeto mucho a mis rivales pero más respeto a mi esfuerzo diario”. Adolfo Cuello reconoce la ayuda de técnicos y allegados de toda la región y admite que Iván Vallejos, el entrenador de Camioneros y Angel “Oso” Zurita son sus colaboradores directos en cuanto a su entrenamiento físico y técnico. Sumó a los agradecimientos a padres, suegros, amigos y sponsors. “El Rincón del Cordobés siempre nos colabora a lo igual que Leo Valdivia y el promotor Martín Décima que gestionó el debut en Chile”.
“En Caleta –remarca- es triste decir que el boxeo se está muriendo. Siempre representamos a la ciudad aunque no nos ayude nadie. La ciudad era reconocida y el boxeo le dio mucho, hizo ver a Caleta a nivel mundial. Hay pocos festivales y quisiera poder cambiar eso. Muchas veces viajé a dedo porque nadie fue capaz de darnos un pasaje o un vale de combustible. No solamente me pasó a mí sino a muchos boxeadores”.
Finalmente Cuello reconoció el soporte familiar, vivir en el gimnasio y compartir un espacio de trabajo y crecimiento. “A mis hijos me gustaría heredarles una pasión. No siempre se puede dejar algo material como una casa o algo. Si me gustaría inculcarles herramientas para su vida y que sepan que sus padres fueron deportistas y sobre todo, buenas personas”.