Aunque pasa varias horas de su vida entre bolsas de harina, bollos de masa y bandejas; Ezequiel Cejas es un peleador de la vida. Panadero de profesión y boxeador por decisión, el peleador que lleva los colores del SUPA disfruta del día a día, de que su producto llegue solidariamente a hogares que no siempre tienen y a mesas necesitadas que lo remiten a su infancia misma.
Ezequiel nació en General Roca, Río Negro. Y nunca la tuvo fácil, creciendo en un ambiente poco propicio. “Vivía en la calle porque mi viejo no me prestaba mucha atención; a mi mamá no la conocí y anduve en la mala con gente que no era una buena influencia. A los catorce descubrí el boxeo con Alejandro Balverdi y llegué a hacer alrededor de diez peleas. Cuando aposté a reiniciarme y a cambiar de aire, me vine a Comodoro”.
En su ciudad natal trabajó como ayudante de albañil y le puso el cuerpo a la recolección de peras y manzanas. Ya instalado en Chubut, un maestro panadero terminó enseñándole el oficio que hoy disfruta. “Aprendí hace diez años. Hago pan, facturas, raspaditas y ayuyas. Entro a las siete y media de la mañana y si bien hay amasadoras y sobadores, una parte del trabajo se tiene que hacer manual”, cuenta Cejas quien reside en el barrio San Martín es separado pero es padre de Mateo, de un año y seis meses y sumará un nuevo hijo dentro de pocos meses. “Hoy me veo cambiado y renovado, disfruto de mi trabajo”, planteó.
El boxeo no es una casualidad, una cosa fortuita sino un factor superador. “Siempre me gustó, habitualmente corría en la zona de la Costanera. Ví que había un gimnasio ahí pero me daba vergüenza acercarme. Un día tomé coraje y fui a preguntar, ahí conocí a Luis Montiel que me aceptó y me dio un espacio. El boxeo me contuvo y me enseñó, además mi técnico es una persona en la que puedo confiar; es como un padre para mí”.
Ezequiel Cejas reconoce en su rincón, a alguien que le transmite consejos desde la experiencia y que además, lo guía en el ring. “Mi sueño es sumar peleas y después, hacerme profesional siempre con Montiel porque no voy a cambiar, no es mi estilo. Me hace sentir un integrante de su familia”.
“Me gusta boxear, ir al frente, tengo que moverme más y tengo que seguir aprendiendo. Con lo físico, no tengo problemas a pesar de que hay que hacer un esfuerzo por el trabajo. Me levanto a las cinco para correr; trabajo y recién después, voy al gimnasio. Tengo que adaptarme mis tiempos cuando me sale alguna “changuita” para hacer”. Reconoce que sus mejores combates en la zona fueron ante Mariano Perea, conquien empató en Caleta Olivia y después, superó en el gimnasio Municipal. “Todo lo que cuesta, vale doble porque después llegarán las cosas buenas”, finalizó.
IT/PdS.