Las “1008” ya tiene a una representante en el ring. Un hijo del barrio que transpira para ser campeón, que quiere crecer hasta el límite y que asoma en un tiempo hábido de talentos. Los días de Julián Oñatibia alternan guanteos con la escuela secundaria y del rigor del gimnasio con la calidez de una familia numerosa.
Julián habla lo justo, pero lo hace con firmeza. Decidido y sabiendo lo que quiere. “Tengo 17 años y debuté a los 15. En realidad empecé a ir al gimnasio acompañando a mi hermano Axel –hizo 13 peleas- quien me presentó a Carlos Mansilla. Me empezó a gustar y me dieron ganas de pelear. Mi papá y mi mamá están contentos y orgullosos de mí”.
Con el bolso listo para viajar a Rawson, la sede del Nacional Juvenil, Oñatibia será parte del equipo de Chubut y buscará no solo rendimiento sino exigencia ante rivales desconocidos y hasta la posibilidad de obtener una medalla. “Estoy entrenando muy bien, a full, preparándome sabiendo que habrá rivales muy buenos y que no conozco. Yo peleé la eliminatoria de mi categoría y me gané el lugar. Además le pude ganar a Thiago Quilaleo quien me había ganado la primera. La revancha fue buena y ésta vez, pude ganarle”. Tiene 12 hermanos y su familia es una de las pioneras en el “Treinta de Octubre” con su abuelo Carlos y su padre Marcelo o “Escarcha”, vecinos históricos del sector Uno. Además de Axel, otro hermano se calzó los guantes: Cristian quien hizo 5 peleas mientras que Antonella, una de sus hermanas tiene combates realizados en el kick boxing. “Siguen bastante mi carrera. No van a los entrenamientos pero sí ven las peleas que hago afuera. Solamente peleé dos veces en Comodoro, en mi debut y después en el Asturiano y en ambos casos le gané a Daniel Alvar”. Su registro incluye 6 triunfos y 3 derrotas con presentaciones en Puerto Madryn, Perito Moreno, Rawson y Trelew.
“Toda mi familia es hincha de Huracán y yo solía ir a la cancha a alentar y a ver los partidos contra Newbery. Ahora estoy un poco más alejado porque estoy abocado al boxeo y al entrenamiento. Antes solía jugar en el Polideportivo del barrio con mis amigos”.
“Entrenar con Ariel (López) es un honor para mí, aprendo mucho con su compañía y su experiencia. Siempre me hace el aguante y me motiva. Cómo lo veo?. Me gusta mucho su estilo, boxea muy bien y además es técnico”.
Al final, Oñatibia quien cursa el segundo año en la Escuela de Magisterio 711 asume que “tengo mucho para dar, eso es lo que siento. Estoy en un buen momento; siempre me siento local; me siento fuerte y confiado”. Con Jorge Quintana en su rincón y el aliento de todo un barrio, quiere ser el mejor de su categoría en el país.