Eber Daniel Salinas, el “Formoseño”, no pierde el acento, ni las raíces. Es un agradecido de la Patagonia, la tierra que le dio cobijo hace once años y de “su” Perito Moreno. Es oriundo de Las Lomitas, ahí en la tierra colorada y un cultor de las costumbres argentinas. “Estuve aprendiendo a jinetear porque fui criado en el campo con mi abuela. Y también practiqué danzas folclóricas como parte del Ballet “La Huella” y tuve la oportunidad de viajar dos veces al festival de Jesús María”.
“En el 2017 se me cruzó la idea de entrar a un gimnasio a aprender boxeo. Me fue gustando, empecé de a poco. Debuté perdiendo por puntos en Los Antiguos”. Es entrenado por Mario Maldonado y lleva 4 triunfos; 5 derrotas y 2 empates.
“Ojalá que los chicos tengan una visión distinta para seguir en un deporte como éste. Si les gusta por hobbie; cuidar su físico o si quieren hacerlo para pelear, deben hacerlo en todos los casos, siempre con responsabilidad. Es muy lindo que lo hagan y lo practiquen”. Y selló el mensaje con el orgullo de las limitaciones compensadas con el esfuerzo. “Se puede, siempre se puede”, propone.
Viene de superar en Coyhaique, Chile, por el cinturón patagónico de peso mosca frente a Miguel Reales de Caleta Olivia, un rival que volverá a enfrentar en Castro (Chiloé) en el mes de diciembre. “Hay que hacer cinco defensas del título para quedarme con el cinturón”.
El “Formo” se prepara para enfrentar éste sábado en San Julián a Isaías Acosta, un rival conocido que lo superó en agosto del año pasado. “Me estoy preparando a full para hacer la pelea de fondo. Voy por la revancha porque la necesito y la quiero”.
Agradece a la familia Alberto-González, formoseños como él con quienes comparte sus sueños en el sur. “Sus hijos son como mis hermanos. Ellos son un pilar muy importante en el deporte y en la vida cotidiana. Son un gran apoyo para mí”, dijo el representante del barrio Malvinas quien vive en pareja; no tiene hijos y encontró en el boxeo, una manera de “resetearse” olvidándose de las distancias.