Isaías Emir Acosta encarna el nuevo tiempo en Puerto San Julián, la ciudad que aspira a convertirse en la capital boxística de Santa Cruz. Desde hace un año y dos meses que no se muestra ante el público de la localidad, por lo que su pelea de éste sábado en el salón «Nicanor Hernández», representará una vuelta deportiva, desde el afecto. “Estoy muy contento por volver a ser local; pelear en San Julián y con un buen rival, aguerrido que viene de coronarse campeón patagónico”, dice “Yeyé” sobre el duro formoseño Eber Salinas a quien venció en su última actuación en la ría. “Yo estoy bien preparado, estuve concentrando en Trelew con Omar Narváez y volví hace tres semana. Sigo con la misma preparación y con el mismo ritmo. Peleé con Salinas el día que vino el “Chino” Maidana y salió muy linda. Es muy buen rival, aguerrido, duro, va al frente, es pegador y dimos un buen espectáculo”.
Isaías camina las calles con la simpleza de un pibe que apuesta a “hacer realidad sus sueños”. Así lo dice y lo demuestra, el púgil de diecinueve años que llegó desde Corrientes siendo un niño y hoy, es un hijo deportivo de la ciudad y quizás su proyecto boxístico más ambicioso. “La gente me ve así; disciplinado y siendo un pibe que quiere llegar a algo importante en el boxeo. Yo muy agradecido con el apoyo que me dan y sobre todo con el acompañamiento de la Municipalidad que me permite viajar y pelear fuera de la provincia”.
Isaías asume que transita la parte final de su carrera amateur y el profesionalismo está a la vista. “Para mí es la última etapa en amateur y bueno el año que viene, si Dios quiere y salen bien todas las cosas, ya debutaré como profesional. No estoy muy apurado porque estoy tratando de terminar bien mi carrera amateur, tengo la mente en el Campeonato Nacional de Mayores que se hará en noviembre, seguiré entrenando para eso y después se vendría el debut”.
Acosta es estudiante en una escuela técnica, transitando el último año del secundario. “Siempre trato de equilibrar el estudio con el deporte y por eso, nos privamos de hacer algunos viajes. Una vez que termine de entrar al colegio, voy a tener una agenda mucha más abierta para meterme de lleno al terreno profesional”.
Nacido en Corrientes Capital recuerda haber llegado a la Patagonia con cinco años cumplidos por obligaciones laborales de sus padres. “He transcurrido la mayor parte de mi vida en San Julián, que me ha acogido muy bien y siempre me dio las herramientas suficientes para que yo pueda lograr lo que quiero”. Ahí en la tierra de sus sueños, donde el mar potencia el frío y todo es inmensidad, “Yeyé” explica el orígen de su apodo familiar. “Un abuelo paterno me empezó a decir así cuando yo era chiquito, le salía del alma y me quedó ahora de grande. Mi familia me dice así y también la gente que me conoce”.