El boxeo quita y da. En la misma proporción. Se trata de una escuela que premia con boletos adicionales a los que creen haber tocado fondo. Y que siempre tiene disponible la ficha de la doble oportunidad. Yago Juan Cruz Mellado lo vive en carne propia. Peleó en Zapala, su ciudad y se convirtió en campeón provincial sumando su segundo triunfo consecutivo, haciendo un “click” que ahora parece no tener techo.
Sí, la resiliencia existe. “Pasé muchísimas cosas malas de las cuales, estoy muy arrepentido. Me quitaron tiempo de boxeo y de mi vida con la familia. Estuve metido en adicciones que me alejaron de la gente que me quería. Muchos se alejaron porque les lastimaba verme así. Hoy no tengo ningún vicio. Le hice caso a una tía, que es como una mamá para mí. Cuando me veía perdido en las adicciones me decía “no te puede dominar”. Y me pedía que cuando quisiera drogarme, saliera a correr o me fuera a entrenar”.
Así de crudo y sincero aparece el relato de un boxeador que entendió el sentido correcto y terminó rendido ante las evidencias. “No es una revancha boxística, sino personal, de la vida. Todo fue gracias a Dios, cuando me entregué a él, todo cambió para bien”. Representante del barrio Don Bosco de Zapala vive hace cinco meses en Viedma donde tomó al boxeo como un trabajo. Y en donde encontró el mejor refugio. “No creo que sea el mejor momento de mi carrera porque siento que puedo llegar a más” desafía desde el refugio de la confianza.
Mellado quien debutó como profesional en el 2021 cuenta con un registro de 2-5-2 “mentiroso” que no refleja su verdadero potencial. “Siento que mi récord no refleja lo que soy como boxeador y sé que puedo mejorar en cada pelea. Seguiré tratando de subir mi nivel. Le vamos meter el plus del esfuerzo a cada entrenamiento”.
Rigor y transpiración suelen hacer en esencia, a un hombre nuevo. El “Rayo” entrena tres turnos diarios y su único vicio hoy es el gimnasio. “En mi mentalidad lo que corregí fueron los hábitos. Dejé de lado los que eran malos y tomé en serio los entrenamientos. Trabajo como debe hacerlo un profesional, algo que anteriormente nunca había hecho”.
“Corregí la parte física y la técnica porque era de ir al choque y me comía golpes innecesarios. Pulimos más la técnica y trabajo con más velocidad, esquive y movimiento de cintura. Trato de que me peguen lo menos posible. Sumamos musculación, algo que nunca había hecho y trabajo explosivo de pesas que me hizo cambiar en un cien por ciento”, dijo agradeciendo a Carlos Zilli, su actual entrenador y responsable de la transformación deseada.
Por primera vez y a los 28 años, ganó dos peleas de manera consecutiva. Noqueó técnicamente a Matías Huircán en General Roca y luego festejó ante Carlos Urrutia en “su” Zapala donde conquistó el título provincial. “Empecé a boxear por mi papá que me llevo al gimnasio a los quince años. Se le puso que tenía que hacer boxeo, me insistió y yo no quería ir. Tanto insistió que me terminé enamorando del deporte. Entrené nueve meses y me subí a pelear”, recuerda.
Al final Yago Mellado asume que su nueva versión requiera de batallas renovadas. “Me gustaría hacer la tercer pelea con Panquilef. Ahora no hay excusa. Jamás había entrenado como tiene que ser, hice dos peleas con él y las perdí ahí nomás. Como estoy hoy, me gustaría que me den la oportunidad de demostrar que cambié como boxeador. Quiero pelear con el “Carnicero” por su cinturón o con cualquiera que tenga un título”.