Para los que lo vimos pelear en la gloriosa década del 90, Julio César Vásquez era un boxeador que se nutría de una enorme potencia física y cualidades técnicas que se complementaban con una mano que era su arma letal: la poderosa zurda. Aquella que lo llevó a erigirse como uno de los mejores de la historia del boxeo argentino y a tocar el cielo con las manos cuando obtuvo el título mundial de los medianos junior de la AMB. Hoy con 53 años, el “Zurdo” Vásquez vive en la ciudad de Buenos Aires y alejado del todo lo que es la actividad boxística en el país. “Vine a Buenos Aires y me casé con mi esposa; hace 15 años que estamos juntos”, comentó cuando habló en exclusiva con EL LIBERAL.
Hace cinco años que Julio César está trabajando en la imprenta del Congreso de la Nación, donde llegó por una recomendación del periodista Osvaldo Príncipi. “Él (por Príncipi) era muy amigo del presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez. Por intermedio suyo y otro amigo, hoy hace cinco años que desempeño mis tareas en la imprenta del Congreso”, dijo.
La realidad del boxeo argentino indica que hoy el único campeón mundial es Jeremías Ponce y dentro de la Organización Internacional de Boxeo (OIB), una entidad que dista mucho de la categoría del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Asociación Mundial de Boxeo (OMB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y la Federación Internacional de Boxeo (FIB).
El “Zurdo” lamentó la situación que vive el deporte de los puños en el país y dijo que no hay proyectos para revertir el tema.
“Creo que cuando cerraron el Luna Park, se mataron los sueños. Después vino la muerte de “Tito” Lecture (recordado promotor que organizaba los espectáculos boxísticos y artísticos en el mítico escenario porteño) y todo se vino abajo. Hoy los boxeadores no tenemos nada, lamentablemente. Cuando quiero ver un buen boxeo, miro las peleas que pasan por el canal Space. Hay otro nivel”, apuntó.
Cuando llevó la charla para el ámbito internacional, el “Zurdo” inmediatamente se acordó que Mike Tyson anunció su regreso a la actividad.
“Tiene 52 años. Lo vi entrenar, está rapidito y todo, pero no. La edad quiere decir mucho. También vuelve (Evander) Holyfield y quieren hacer una pelea. Lo veo más como un negocio que como una pelea de verdad”.
Cuando volvió a tocar el mal presente del boxeo de nuestro país, Vásquez consideró que una de las grandes razones es la falta de apoyo a la actividad, como la ausencia de promotores. “La gente que estuvo antes, sobre todo en mi época, creo que ya hizo los deberes y está en otra cosa. Y el último entre los boxeadores y que venía bien era este chico Brian Castaño (ex campeón mundial de los superwelter de la AMB). Le habían dado manija, pero quedó ahí”.
“Yo llegué a lo que quería. Cuando era chico decía que iba a ser campeón del mundo. Por suerte se dio así y en dos oportunidades. También gané el Olimpia de Oro, el Konex de Platino en el 2000 y antes de retirarme de la actividad, en Bahía Blanca, conquisté el título Mundo Hispano en la categoría Mediano. Pienso que no me quedó ninguna cuenta pendiente en mi carrera”.
Un boxeador con mil batallas, sabe que el fin está a la vuelta de la esquina. Vásquez confesó que en lo personal le costó mucho tomar la decisión de retirarse. “Estaba muy sin hacer nada y lo mío era boxear. Por ahí agarraba una pelea sin entrenamiento, pero yo quería pelear. En un momento estuve como un año sin boxear porque no tenía rivales y yo andaba muy bien. Tampoco en ese momento no me quería pelear nadie”, remarcó.
Cuando recordó su final, dijo que siempre decía que iba a ser la última pelea y que se alejaba de la actividad. “Peleaba y me ganaban y yo no aceptaba eso. Decía que iba a entrenar mejor y volvía a pelear. Nunca me entrené mejor. A mí me costó mucho el retiro. Creo que después de los 35 años, ya está. Esa es mi opinión personal. Muchas veces uno se siente fuerte y joven para otras cosas, pero para el boxeo, no”.
El “Zurdo” Vázquez tuvo una trayectoria exitosa y entre las peleas que recordó como algo especial, estuvo la que hizo con Carl Daniels, en Philadelphia. “Cuando en 1994 pierdo el título con (Pernell) Whitaker, ahí dije que no iba a pelear más. Creo que iba por la defensa 12 del título. Pero una tarde fuimos a San Justo, al norte de Santa Fe, para jugar a la pelota y cuando volvíamos a la madrugada, tuvimos un accidente y muere mi hermano. Ahí le prometí a él que iba a volver a pelear y que traería el título del mundo de vuelta. Ahí empecé a entrenar hasta que apareció Carl Daniels y salí campeón mundial otra vez. Le cumplí la promesa a mi hermano”. Aquel recordado combate se realizó el 16 de diciembre de 1995 y terminó con la definición por la vía rápida en el round 11. Vale recordar también que la Revista The Ring eligió el KO como el mejor del año.
Diario El Liberal.