Desde la humildad suelen construirse los proyectos más superadores y el boxeo es en éste caso, un claro ejemplo. En el barrio INTA de Trelew, una precaria construcción está a punto de darle paso a un gimnasio. De la chapa al cemento; del nylon al durlock pero siempre con el esfuerzo, la transpiración y las manos propias. En ese terreno al que suele costar llegar, Micaela “La Guerrera” Torres descubrió el boxeo como inspiración.
“Yo empecé a los 19 años; un día de los tantos que iba a acompañar a mi prima a entrenar. Ahí Diego –Sañanco, boxeador profesional y entrenador- me preguntó cuándo iba a arrancar yo. Yo no me sentía cómoda porque era flaquita y muy chica. Él dio algunas indicaciones a los chicos, volvió conmigo y me propuso entrenar desde el lunes siguiente. Respondí sin saber pero arranqué y acá estamos desde hace ocho años sin parar un día”. Micaela tiene 26 años (04/06/1993 en Trelew) y una carrera que nunca supo de elegir rivales. Menciona a la dominicana Pamela Peña (2/3 ganadas); Orozco (2/2) y destacada especialmente el triunfo ante la comodorense Daiana Molina. “En sí pelee siempre con chicas muy nombradas hasta con la chilena Macarena Arcos y Romina Guichapani en diferentes pesos”, agrega.
Torres dice tener la edad correcta para ensayar el debut profesional. Y una vez finalizada la cuarentena, retomará los estudios médicos para obtener la correspondiente licencia. Vecina del barrio Amaya, lleva orgullosa una “doble bandera” barrial.
“Estudié Enfermería pero ahora me dedico a vender cosas dulces o saladas de forma particular ya que me gusta mucho cocinar y es una manera de sustentarme también. Quiero poder juntar para empezar a construir mi casa. Ahora vivo con mi abuelo dos hermanos grandes, mi mamá y hermanos más chicos. Somos cinco en total”.
“Boxísticamente –describe Mica- soy más de buscar; ir al frente y pegar primero. No soy muy estética, soy más del “lleva y trae”. Igual sé cuando tengo que esperar y trabajar de otra manera. Me gusta trabajar en las cuerdas y nunca me intimido si me encierran porque no dejo de tirar en ningún momento”. Sí, el Amaya y el INTA, dos barrios que hacen fuerte a la Guerrera.
PdS.