Ana Romina Guichapani simboliza el movimiento boxístico femenino en la Patagonia profunda. Desde “su” Pico Truncado, capital del gas santacruceño, sobrelleva la pandemia tratando de proyectar lo que queda de un año “casi perdido” en términos deportivos. “Es difícil ya que no estábamos preparados para una pandemia en general. La sobrellevo, en casa, saliendo poco y nada”.
Reconoce no tener el “hábito” del entrenamiento casero. “No me había entrenado nunca así pero ahora con todo esto tuve que hacerme de un espacio para poder moverme un poco. Es muy diferente ir al gimnasio”. La campeona argentina y sudamericana superpluma asume que el 2020 está literalmente perdido y sólo queda “aceptar” una realidad lejos, muy lejos de los rings. “Teníamos planeadas algunas peleas, pero el COVID19 nos impidió todo”, lamenta.
Romina experimentó el año pasado, su primer revés como profesional y fue en plena búsqueda mundialista, una categoría por encima de la propia. Fue en París y ante la invicta local Estelle Yoka Mossely. “Mi experiencia en el exterior fue linda, quedé satisfecha con el resultado, ya que peleé con una boxeadora que había sido campeona olímpica; una gran boxeadora con velocidad y buena línea”, asume hoy desde una mirada positiva. “Antes de irnos a Francia decía que si perdía por puntos me conformaba. Obvio que uno quiere ganar, pero tampoco hay que ilusionarse. Fui en ligero; ví la diferencia que había de gimnasios y era abismal. Aunque yo estoy orgullosa de donde salí”, dice la representante de Santa Cruz Norte.
“En la pelea, Mossely tenía mucha velocidad y se me hacía difícil encontrarla. Era imposible poder boxearla; tuve que salir a pelear porque no quedaba otra. En cuanto a potencia la sobrelleve y sufrí un corte en el cuarto round producto de dos cabezazos que vieron como golpe. El rincón actuó rápido y cortaron el sangrado”. En la suma, Guichapani siente haber dado todo sin decepcionar. “Salir por primera vez al exterior y terminar de pie, me dejó conforme”, reconoce.
Romina Guichapani lleva como profesional 13 peleas ganadas y 1 derrota, en su única pelea fuera del país. Es actualmente campeona argentina y sudamericana superpluma. Hija de boxeador, representa deportivamente a Pico Truncado, Santa Cruz.
Dueña de los cinturones más deseados dice no elegir rivales y tomar a las revanchas, como una pelea nueva. “Sinceramente voy peleando con la que se van cerrando los acuerdos. La verdad que no pienso en alguna rival específicamente. Revanchas ?. No tengo problema con nadie. Las tomo como que serían nuevas peleas, como si la rival fuera desconocida ya que para mí todas las peleas son diferentes”.
Aunque el boxeo ocupa una parte importante de su vida, trabaja en un colegio de Pico Truncado tras recibirse como Licenciada en Trabajo Social. “Me gusta estar mucho con mi familia aunque con ésta pandemia tuvimos que separarnos un poco. Igual nos hacíamos vídeos llamadas, mensajes; audios y llamadas frecuentes por no decir a cada rato. Ahora que se flexibilizó un poco todo ya nos visitamos. Al estar tanto en casa le saqué chispas a la cocina”, bromea.