“De a uno a diez, el cuidado de mi físico es un once”. Lo dice y lo firma Darío Manuel Carrizo, quien además de ser personal trainner es boxeador profesional. El mediano de Comodoro Rivadavia transita la cuarentena entre sensaciones encontradas: su próxima paternidad; sus metas deportivas y la férrea voluntad para alcanzar cada uno de sus propósitos.
Con 13 años llegó por “defensa personal” a la Escuela Municipal de Robinson Zamora y a los 16, trepó al ring hasta gestionar su licencia. “Boxísticamente me defino como un buen boxeador inclusive capaz de noquear. No me supieron manejar desde que arranqué y con eso estoy molesto”, reconoce.
“Estaba estudiando para profesor de Educación Física y por la pandemia, aún no me recibo. Me dedico al cuerpo; entreno siempre porque es un estilo de vida en cuanto a salud y lo estético. Me gusta hacer fierros y verme bien. Soy estricto y no como grasas; no fumo, ni tomo alcohol. Cuido mi cuerpo con alimentación y entrenamiento”, describe “Manu” (27) quien lleva 1-4-1 desde su estreno en el 2.018. “Debuté con un rival de Buenos Aires que venía con 4 peleas; empaté y estuvo bien. Me pusieron rivales que no eran “paquetes”. El chileno que me noqueó en Valdivia pesaba como cuatro kilos más y yo viajé con alguien que no era entrenador”.
“Sí tengo –enfatizó- la sangre en el ojo de mi última pelea. La hice con Daniel Chazarreta, que venía de ganarme por puntos y bien pero ésta vez lo puse nocaut en el segundo round Cuando cayó a la lona, el árbitro Miguel Valencia le dio catorce segundos para que se levantara. Además del error reglamentario, el jurado fue de terror porque terminé perdiendo por puntos. Sentí que me maté entrenando para que vengan y me caguen una pelea de esa forma. Hasta el día de hoy me dura la calentura con ellos y la organización de ese festival. Yo me había entrenador para ganar; dejé parte de mi trabajo e hice muchas cosas para poder pelear y ganar como en realidad gané y lo vió toda la gente”.
Carrizo plantea terminante que el boxeo no es un “esparcimiento” y que lo que se arriesga es el propio cuerpo. “Yo no subo a hacer un show sino a pelear y a trabajar en el ring. Expongo mi vida, peleo, cobro y me voy. Esa plata a mí me sirve pero no lo tomé nunca como un hobby”.
“Mi motivación para seguir peleando es grande”, cuenta el boxeador radicado en Kilómetro 8 quien será padre primerizo en los próximos meses. “Voy a tener un hijo en octubre y tengo la ilusión de que él me vea pelear. Quiero llevar el boxeo hasta donde me dé porque tengo mucha garra, no soy un mal boxeador. No puedo olvidarme de cuando me venía a dedo a entrenar cruzando toda la ciudad. No voy a tirar ese sacrificio a la basura. Si voy a soñar tengo que hacerlo en grande”.
Carrizo tiene una ganada y por nocaut ante Diego Fernández. Empató con Diego Loto y perdió consecutivamente ante Gerardo Mellado (Chile); Víctor Jaimes y Daniel Chazarreta (2), la última con polémica incluída.
Manuel Carrizo se dedica a entrenar clientes en forma independiente y a la vez, acompaña el proyecto gastronómico de su madre. “Trabaja en catering y puso una rotisería en Próspero Palazzo. Yo le ayudo con mis dos hermanos más chicos; heredé su parte de chef y repostera. Hago pizzas y masas caseras. Mi viejo me apoyó siempre, desde amateur y viajó a todos lados conmigo”.
Finalmente agradeció a quienes lo formaron deportivamente. “A Robinson Zamora quien me entrenó de chico; al cubano Juan “Moro” Fernández que siempre está en nuestro corazón. Y también a Eduardo y Juan Alvarado, dos excelentes personas que nos entrenan con todo. No quiero olvidarme de Emilio Guerrero de Odín Suplementos que siempre ésta presente como sponsor”, cerró.
IT/Piñas del Sur.