A los sesenta y nueve años falleció Enrique Oscar Sallago, el ex campeón argentino welter y máximo ídolo del boxeo de Trelew. Estuvo a una sola pelea de retirarse invicto absoluto como amateur y profesional. De estilo singular y querido por la gente, llenó siempre el gimnasio Municipal.
“El “Zurdo” para la actividad pugilística y “El Chueco” para familiares y amigos, desde los cinco años recaló en Trelew con sus padres Ruperto y Amelia García, para asentarse en su lugar en el mundo, barrio Unión, previo breve pasaje por una chacra cercana al Puente Hendre”, rememoró el periodista Carlos Melano en un artículo exclusivo para Piñas del Sur.
El 13 de agosto de 1977 superó en Trelew a Andrés Vilouta en su debut como profesional y a partir de ahí, hilvanó una campaña sin brechas. Superó a Aníbal Fierro, José Alvarado, Nicolás Arkuzsyn, Osvaldo Barrera, Simón Escobar, Rafael Zalazar, Antonio “Mono” Juárez; Ramón Osuna, Mario Guilloti y Ramón Gaspar Abeldaño entre otros.
“Empezó a sumar victorias, siempre combatiendo en Trelew. El promotor Juan Carlos Benardis le dibujó una carrera llevadera y el santacruceño fue haciendo lo que debía: ganar. Muchas veces por fuera de combate, ante rivales que sucumbían a la zurda heterodoxa pero pesada del invicto. Fue enhebrando logros contra oponentes más complicados y así Arkuszyn, Abeldaño, otro duro como el “Mono” Juárez, Simón Escobar, engrosaron su lista. Un paso en 1982 por Buenos Aires y el Luna Park, pelea de los miércoles por TV, en el gimnasio y no en el estadio de Corrientes y Bouchard, le significaron el primer y único empate de su carrera ante un discreto Osvaldo Barreda a quien en la revancha en Trelew dominó fácilmente”, recreó PdS.
El 23 de diciembre de 1983 en el Municipal de Trelew venció al salteño Alfredo Lucero por puntos en fallo dividido y se consagró Campeón Argentino de la categoría Welter. Defendió la corona con éxito en dos oportunidades, la primera frente al mismo Lucero en Comodoro Rivadavia y luego ante Carlos Prieto, en Trelew.
Un párrafo especial demanda su pelea consagratoria ante Alfredo Lucero con detalles particulares que solamente se conocieron después del combate y con el resultado puesto. “Cuando los primeros petardos navideños retumbaban para la Navidad del 83, el 23 de diciembre llegó la chance de pelear por la corona nacional con Alfredo Rubén Lucero, mendocino afincado en Salta bajo la tutela del Gordo Herrera y la ilustre esquina de Cirilo Gil. Llegaba con 50 peleas ganadas entre ellas una contra un venezolano Díaz que luego fue campeón del mundo, unas pocas derrotas y una zurda también temible. El Municipal de Trelew a pleno, nunca se enteró que la pelea casi no se hace. En los camarines Sallago acusaba una alta fiebre, por eso demoró largos minutos en subir al ring. El Dr. Martínez Uribe sugirió la posibilidad de no autorizar al pugilista a combatir pero el propio Sallago se negó terminantemente. La pelea fue dura para él y Lucero aquilataba alguna ligera ventaja al llegar al último round; allí Sallago -mandado desde el rincón por el Galenso Hughes y Mingo Malvarez a quemar las naves – lo pasó por arriba al rival, le dio una paliza y obligó a una cuenta -larguísima- del Chino Guzmán, que evitó el nocaut. El fallo?. La primer tarjeta para Lucero, la 2a. para Sallago (fue la de Monti, quien le dio casi imposibles 4 puntos al local en el último asalto, dijo luego que se sintió presionado por el fervor del público) y la 3era. de José González, el presidente de la Federación de Boxeo, empate. Es lo que da el anunciador: fallo de la pelea: Empate. Casi no se protesta, pero un aficionado, Manolo Chasco, se anima y mira la tarjeta de González, advirtiendo que hay un error en la suma. Sus gritos contagian, se revisa el error que determina un segundo fallo y consagración para el Chueco”.
Enrique Sallago había nacido en Puerto Deseado, Santa Cruz el 21 de diciembre de 1953. Realizó como profesional 36 peleas; con 34 triunfos (16 antes del límite); 1 derrota y 1 empate. Como amateur sumó aproximadamente 30 combates sin derrotas.
El periodista Esteban Gallo lo resume con palabras exactas en su libro “El Deporte también es Historia” (2017): “Un guapo de verdad que jamás calculó el esfuerzo, que nunca midió los riesgos de esa entrega peligrosa y dramática. Nada de especulaciones, nunca un contragolpe, tampoco la mezquindad del que se esconde o ahorra energías. Una especie de Rocky patagónico que perseguía rivales con la cara descubierta y el alma en la mano, atropellando al miedo con su inclaudicable bravura. Ese fue Enrique Oscar Sallago, “El Zurdo” o “El Chueco”, un hombre de carne y hueso pero con un corazón de hierro”.
En su última pelea, el 9 de agosto de 1985, cosechó su primera y única derrota, fue por nocaut técnico ante Ramón Abeldaño tras una prolongada inactividad que le costó caro. Así se despidió, con esa única pelea perdida a lo largo de su carrera como amateur y profesional. Y esa con del “Chueco” vencido y en ambulancia, terminó siendo la noche más triste del boxeo patagónico. Hasta siempre Guerrero !!.
PdS/Foto Daniel Feldman.