En la pelea verdadera, la de la vida, se siente ganador. Por su familia, por el trabajo y por el respeto que supo ganarse. El “Tigre”, Héctor David Saldivia admite que el único fallo posible en la batalla que emprende a diario, es el del triunfo contundente.
Abocado al trabajo petrolero, el ex campeón argentino de los welters reconoce no tener cuentas pendientes con el boxeo y asume haber aprovechado cada experiencia a lo largo del recorrido. Cambió los guantes, se colocó el casco y se viste de fajina cada mañana, con botines y mameluco. “Estoy un poco alejado del boxeo, me retiré después de haber golpeado muchas puertas. Mi esposa está a cargo del gimnasio Uno y eso me lleva a acompañar y en cierta forma, a vivirlo de forma diferente”.
“Hace cuatro años que trabajo en Maxicom. Le estoy agradecido al “Tano” Di Pierro que siempre estuve presente en mi carrera y al Cholo Polito que me permitió estar. Gracias a Eduardo Aroca hoy estoy arriba de un camión. Me gusta lo que hago”. Y explica que su tarea está centrada en el manejo de un camión vactor, un “chupa” que limpia piletas de perforación y de work-over. “Cuando un perforador termina y hay que trasladar los equipos a otra locación, las piletas deben llevarse limpias de lodo artificial”, describe en modo “petrolero”.
Reconoce “mi esposa y mi hija son el motor que me impulsa a levantar temprano” y destaca que la estabilidad laboral hoy le da una tranquilidad que supo tener dentro y fuera del deporte. “Hace veinte años que estamos con la “China” y Mía, de diez años, será la futura estrella de la familia. Es muy talentosa, canta y lo hace muy bien, estudia hace tres años, toca el piano y participará en un Latinoamericano de talentos con la opción de viajar a Italia”. Saldivia luce física y genéticamente como en sus tiempos de boxeador. Disfruta del gimnasio cuando la rutina se lo permite y aunque no siente nostalgia de sus tiempos de aplausos y estadios llenos. “Me retiré hace mucho y no es algo que me traiga nostalgia para nada. No lo sé mañana”.
“Cuando nos retiramos los boxeadores debe ser con un rédito económico para subsistir y con un dinero que te permita estar bien. Esto no se logra en Argentina sino en el exterior. El boxeo, las bolsas y las peleas grandes siguen estando afuera”, resumió.
Sobre sus comienzos en la actividad Saldivia dice haber llegado al gimnasio “de casualidad” y sin tener antecedente boxístico alguno en su familia. “Lo mío se dio de repente a los dieciséis, me llegó y fue una especie de amor a primera vista. El boxeo me dio todo, le soy un agradecido. Me dio un nombre y la familia que hoy tengo”, destaca el “Tigre” de 39 años quien dice repetir cada paso que dio para consolidar su carrera. “Solamente cambiaría haberme ido al exterior cuando debí hacerlo”.
Héctor Saldivia se coronó campeón argentino de peso welter el 14 de junio del 2006 en el estadio Socios Fundadores venciendo por puntos a Sergio Bejarano. También obtuvo el título Latino OMB welter; el FEDELATIN de la AMB y el Interino Latino CMB superwelter. Debutó como profesional en el 2004 (GP4 Luis Gaviña) e hizo la última, el 31 de marzo del 2018 cuando perdió por nocaut técnico en el noveno round ante el dominicano Henry Polanco. Realizó dos peleas en EEUU, una en Inglaterra, Montevideo y Francia. En total redondeó 2 derrotas en 33 peleas amateurs y como rentado acumuló 46 triunfos, 35 antes del límite y 6 derrotas.
“Los que tienen condiciones para llegar automáticamente tienen que emigrar a Estados Unidos y Europa, ahí están las grande ligas y los sparring de primer nivel. Robinson Zamora fue el mejor entrenador y podría haber alcanzado más logros estando afuera. Tanto el como yo llegamos a nuestro techo en Comodoro”.
Recuerda su experiencia boxística en Estados Unidos. “Nunca peleé con un paquete, siempre fui derecho a los “bifes” y con los “fierros” que había” y plantea que la distancia de la Patagonia no tiene que ver solamente con la geografía y los kilómetros. “Todos los promotores buscan su negocio y su conveniencia; el boxeador es nada más que un número. Mi mejor momento fue cuando arranqué con Mario Arano, ahí estuve en plenitud aunque siempre le reclamábamos mayor continuidad”.
El título argentino obtenido ante el chaqueño Raúl Bejarano lo marcó a fuego y más aún, peleando en Comodoro Rivadavia. “Fue una gran pelea, con estadio lleno y televisada para todo el país. Arano decía que yo peleando en mi ciudad era “invencible”. De amateur solamente perdí en Buenos Aires en torneos, una con el “Chino” Maidana. Comodoro nunca me vio perder. Siempre me hicieron sentir el cariño, afecto y el reconocimiento de la gente. Eso fue impagable”.
“La gente te reconoce, quizás no en el nivel de cuando peleaba, porque salía en televisión seguido y hoy hay jóvenes que a lo mejor no me vieron pelear”, cuenta en un tramo de una entrevista en el programa radial “2deRadio” en LU4 Nacional Patagonia. “Cuando perdí en Francia con Michel Soro ya venía con la idea de retirarme. Era un animal entrenando, a pleno y al máximo y nunca dejé nada librado al azar. No tener spárrings fue una gran ventaja que siempre dí. Decidí colgar los guantes por falta de respaldo”.