Un golpe al estómago, un cross de izquierda y una violenta derecha. Tres acciones, con una puntería exacta, para terminar el pleito en siete capítulos ante Sofía Méndez. ¿La escena? Esfuerzo para pararse y buscar la línea y un estadio Delmi de Salta con dos mil quinientas personas que siente como una pampeana frustró el sueño de una de ellos.
Es una después de cinco para Aixa Ádema, ahora con el cinturón de campeona argentina mosca. «Felicidad» dice Vaca Mala, heredera de un apodo que llevó Pastón Maurín y que vio en vivo cómo una pampeana se hacía grande. «Sentía en mi corazón que se me iba a dar», le cuenta a El Araucanito en la semana de más presencia mediática.
– ¿Qué fue lo primero que sentiste cuando te levantaron el brazo como campeona argentina?
– Lo primero que sentí es que Jesús me regaló esta corona y que por algo lo hizo. Por eso soy una agradecida a Dios porque entendió tanto esfuerzo, tanto sacrificio y perseverancia. En lo personal di mi ciento por ciento. Sabía que tenía que entregar todo de mí para llegar a esto que se me fue negado cinco veces. Pero no importaba porque sentía en mi corazón que se me iba a dar.
– En Santa Rosa, cuando le ganaste a Debora Gómez, la gente vio tal vez una de tus mejores actuaciones. ¿Te marcó ese momento para dejar atrás otras peleas en donde no se dieron los resultados?
– Me marcó más haber arrastrado peleas perdidas afuera por mucho tiempo. Llegó un momento en que aceptaba pelear sabiendo lo que iba a pasar. Llegué a asumir cuál iba a ser el resultado. Hoy, con más experiencia, puedo ver las cosas de otra manera, pero me llevó un tiempo. Tal vez pienso diferente, veo las cosas de otro modo, tengo más confianza y no me fijo en lo que se ha dicho sobre mí. He madurado mentalmente. Me entreno para ganar, para dar un buen espectáculo.
– ¿Llegaste a pensar en algún momento que esto de ser campeona no iba a pasar nunca?
– Lo que llegué a pensar al principio de mi carrera era que podía pesarme mucho alcanzar esto y convivir con las cosas que la gente opinaba de mí. Después me di cuenta de que no tenía compromisos con nadie, que debía subir al ring a hacer mi trabajo y el que quisiera estar conmigo, que estuviera y el que no, no. Dejé de darle importancia a lo que decían porque los comentarios malos no sirven.
– ¿Te pasa algo interiormente al saber que sos la primera campeona argentina de La Pampa y que es algo que vas a poder compartir con tus hijos y nietos?
– ¡Me encanta! Es algo que esperaba hace mucho tiempo. Todavía no caigo que soy campeona argentina. Cada vez que me pongo a pensar que lo logré, me pongo muy contenta. Me emociona porque llegué a pensar que nunca lo iba a lograr.
– En la reunión íntima en estas fiestas, que van a ser duras para todos, ¿qué es lo que vas a pedir para lo que viene?
– Me gustaría hacer la defensa del título acá y además estoy abierta a oportunidades que se presenten. Me encantaría ir afuera, conocer otros lugares, sumar buenas experiencias, y seguir superándome. Tengo que corregir cosas todavía, eso lo tengo claro, pero lo voy a hacer porque quiero medirme con las mejores. Tengo la confianza y necesitaba un resultado así. Después, que sea un año de mucho avance, progreso, para mi familia, para mí, para los que están conmigo. Y que podamos aceptar y recibir a Jesús en nuestro corazón. La vida tiene sentido con él a nuestro lado. El Diario de La Pampa.