Soledad Matthysse se sumó hace algunos meses, al club de las abuelas boxeadoras. Desde el nacimiento de Lucas Lionel, reconoce tener otra excusa para mantenerse vigente en los rings. “Estamos muy felices por la llegada de mi primer nieto que ya tiene cuatro meses. Ahora digo que él me tiene que ver pelear así que ni pienso en el retiro”, bromea la “Itaka” quien éste sábado intentará conquistar el título sudamericano superpluma ante la bonaerense Karen Carabajal.
La pelea que se llevará a cabo en el gimnasio municipal “Enrique Mosconi” de la ciudad de Cutral-Có, Neuquén marcará el regreso al país de la ex doble campeona del mundo ya que no combate en Argentina desde el 25 de setiembre del 2021 (GP10 Laura Griffa). “Pensé que ya no pelearía más acá porque ya casi nadie me invitaba. Feliz de que se me dé ésta oportunidad”, reconoce sobre una vuelta en el fondo, esperada.
“Llego muy bien gracias a Dios; con una buena preparación física en este caso con Gabriel Rezzónico de Buenos Aires y en boxeo siempre con mi compañero Mauko. Esperaba una pelea afuera y salio ésta, siempre digo que a las oportunidades hay que aprovecharlas porque el tiempo pasa”.
“Nunca descanso en lo que es el entrenamiento; siempre estoy moviéndome” dice una de las próceres del boxeo femenino chubutense, vigente y en carrera.
Respecto a Karen Carbajal sintetizó: “Sé que peleó una chance afuera del país con una gran campeona como Katie Taylor. Estuvimos mirando algo; no le gusta mucho pelear y siento que estoy en la mía porque yo soy una peleadora y me gusta ir a la pelea”. Sobre el cinturón sudamericano que podría sumar a su extensa vitrina, Soledad lo considera un «extra” a ésta altura de su carrera, más orientada al plano internacional. “Yo ya fui lo que todos queremos ser; campeona del mundo. Para mí ésto es un plus y una buena posibilidad para seguir saliendo del país y para mí carrera”.
“Todavía no pienso en el retiro” avisa siempre con el pasaporte listo para viajar a pelear en dónde sea. “Ésta es una buena pelea para arrancar el año; me encantaría salir afuera y seguir enfrentando a las buenas campeonas en el exterior”.
Resulta innegable no pensar en otra chance mundialista y en soñar con nuevas metas a los 43 años pero con las ganas de siempre. “El día que ya no tenga más ganas de entrenar; de enrollar las vendas será el final. Todavía sigo con muchas ganas y ahora mucha más con mi hija Milagros, metida en el boxeo; entrenada por su papá y queriendo pasar al profesionalismo”.
“Quiero acompañarla porque ella me está ayudando en el gimnasio también; veo cómo progresa y me encanta estar porque el acompañamiento de los padres es fundamental. Todos estos años nunca tuve un día de vacaciones en mi vida pero no importa porque ya voy a tener tiempo de descansar”, finalizó.