Mirta Ester Ortíz, era el objeto de debilidad de su hijo boxeador y ex campeón del mundo de peso mediano, Jorge Fernando “Locomotora” Castro. Fue quien en principio le negó la firma del permiso para subirse al ring por primera vez, un trámite que “truchó” con una vecina para empezar su carrera siendo un adolescente.
Mirta no pudo superar una difícil situación de salud y falleció en su querida Caleta Olivia. La noticia fue confirmada por el propio boxeador con un sentido mensaje en sus redes sociales.
“Mami querida, siempre me voy a quedar con tu mejor imagen, con esa sonrisa tan linda que tenías. Ahora descansá en paz, ya no te vemos sufrir más. Te voy a recordar toda mi vida vieja. Te voy a amar siempre” expresó el ex deportista ahora radicado en la provincia de Buenos Aires.
El “Roña” es uno de cuatro hermanos varones: Manuel, Javier Eduardo y Marcelo y siempre reconoció su infancia difícil en Caleta Olivia y del mismo modo, el acompañamiento que tuvo su madre en su crianza y en los principales momentos de su carrera deportiva.
Castro hizo su debut profesional en febrero de 1987 y se retiró de la actividad en enero del 2007 con un historial de 130 combates ganados (90 nocauts), con 11 derrotas y 3 empates. Su última presentación en su ciudad natal fue en el 2002 ante Miguel Robledo y en esa ocasión, como a lo largo de su extensa carrera, su madre fue una presencia perfecta junto al resto de su familia. Es que Mirta, su mamá fue siempre una debilidad para el duro campeón. Que resistió las piñas, la “Mano de Dios” en Monterrey y las distintas peripecias que rodearon su vida pero siempre se rendía ante el innegociable amor de su mamá.
“Nació chillando el mocoso. Como si se trata de su presagio, los médicos me dijeron que lo primero que asomó fue la mano derecha”, recordó Mirta en un trato del libro “Plata o mierda” escrito por Sebastián Contursi.
En una charla con “Voces y Apuntes”, reconoció que “sufría” al verlo pelear y que en su niñez solía pelear con sus hermanos antes de comenzar a visitar sin permiso al Complejo Municipal. “El doctor Almendra que atendía a Jorge, me dijo que él iba a llegar muy lejos y me pidió que lo apoyara. Fue como un psicólogo para mí. Me siento orgullosa de mi hijo y hasta donde llegó”.
Jubilada como portera en la Escuela 69, dedicó su vida al trabajo y a su familia. Nació en Comodoro Rivadavia, de padre ypefiano, con raíces catamarqueñas; residió en Cañadón Seco donde se crió hasta los catorce años junto a su hermano menor. “Tuve mi primer hijo a los 16 y a Jorge lo tuve a las 17. Cuatro años estuve sola con ellos hasta que rehice mi vida con Pedro Figueroa. Al jubilarme, puse en mi casa venta de productos de tienda y blanco. Siempre me dediqué a la venta y todos me conocen en Caleta”.